domingo, 28 de noviembre de 2010

La caja negra

Alec es un escritor mundial, ha publicado controversiales obras sobre el fanatismo en la religiosidad. Viaja por el mundo arremetiendo contra los fundamentalistas ignorantes que pueblan todas sus conferencias. Ilana es una joven mujer que llegó a Israel proveniente de la pobreza de la Polonia de post-guerra, tiene una niña con el Sr. Sommo y parece feliz. Boaz es un gigante noble de quince años que está construyendo su mundo, un kibutz con sus propias normas. Alec no ve a Ilana ni a Boaz hace siete años. Olvidarlos con toda su alma ha sido el rezo que lo levanta todas las mañanas. Se ha empeñado en dejar el misterio en el pasado pero un día recibe una carta de Ilana. Ilana, escribe a su ex-esposo, preocupada por el futuro del hijo de ambos, Boaz. Las cartas empiezan a sucederse y el lenguaje empieza a evolucionar, como quitándose de su manto de timidez, y fluye vistiéndose de una historia de reproches y odios que datan de una historia mohosa.
La caja negra es una novela que descompone el misterio, como si este hubiera estado en un período de letargo y de repente empezara a podrirse sometido al calor que lo ha despertado del hielo. Las cartas que se envían los protagonistas, especialmente Ilana y Alec, nos permiten ir develando, como en un registro escondido, la historia que ambos vivieron.
En un accidente aeronáutico, los registros de vuelo quedan registrados en una caja negra. Los rastreadores buscan el registro hasta que al encontrarlo empiezan a revelar el misterio del accidente. Así es la historia de Ilana y Alec, como un accidente de aviones. Un caza y un bombardero que apenas se vieron se reconocieron como enemigos y se embistieron hasta despedazarse en el aire. ¿Qué quedo de todo? No se sabe hasta que abrimos las cajas negras de los aviones siniestrados. Así son sus cartas. Nos cuentan la historia de una colisión y nos permiten completar, al leerla, los vacios de sus vidas.
Amos Oz nos invita, como testigos de una buena película, ha explorar esta ficción real. Una pareja, como muchas, detenida en el descenso de su felicidad por un accidente, que la mayoría de las veces, causaron la falta de comunicación o el exceso, la predestinación de su naturaleza, la incapacidad de amar sin sufrir, el entorno espinoso o floreal, o finalmente, la decidida pero inconsciente atracción por la fatalidad.
Oz es un escritor que ha merecido todos los premios que ha podido desear. Innumerables veces ha coronado las lista de las quínelas para el premio Nobel, pero eso a él, no lo desafía. Lo desafía su pueblo, sus conflictos, la ausencia de una paz que tarda en llegar más de dos milenios.

La caja negra - Amos Oz


Muy recomendable

martes, 16 de noviembre de 2010

Abril quebrado

En una tierra encerrada en las alturas donde el frío y la aridez se turnan a lo largo de las generaciones, existe un código que domina todo. La conducta de los hombres. Los destinos de las aldeas. La gestión de la venganza. La sangre derramada y adeudada. Este código es el Kanum. Absoluto protagonista de los caminos, las honras y las historias. En las alturas de Albania, el Kanum ha imperado desde siglos. No hay ley más elevada. Las fiestas, los matrimonios, los territorios y la muerte son gobernados por el código.
Hay un libro de la sangre que reconoce cada una de las deudas por venganza y desde un tiempo, que se entierra en el olvido, registra, día a día, la labor de los Gjakes. Los vengadores, los justicieros.
Una familia puede contraer una deuda de sangre por un insulto, por delimitación de territorio, por agravio al amigo. El amigo es un concepto esencial en la dinámica social de los montañeses albaneses. El amigo es la posibilidad de elevar a la categoría de dios a cualquier persona que solicita hospitalidad. Está tan arraigada a la humanidad de los montañeses, que por muerte de un amigo toda una aldea o bandera (conjunto de aldeas) reclamará una venganza de sangre de por vida. Las deudas de sangre se pagan con una sangre completa o media sangre, si es que hieres al deudor. El Kanum contempla poder herir a dos personas de un mismo apellido (familia) como posibilidad de saldar la deuda por el asesinato de un familiar. Los Gjakes se van turnando de familia en familia separados por una tregua de treinta días. La Besa. Esta puede ser pequeña de veinticuatro horas o puede ser grande de treinta días. Por ejemplo, después que un miembro de la familia Berisha haya matado a otro de la familia Kryeqyqe, el primero tiene treinta días de Besa. Después del término, en cualquier momento, le sembraran una bala Kryeqyqe en la frente. Luego de muerto el Berisha, le tocará al Kryeqyqe la Besa, después de la cual deberá escapar de la bala que un Berisha apunta a su cabeza. Y así durante muchas muertes y generación.
Ismaíl Kadaré es un extraordinario narrador. Cuando uno aborda sus novelas no puede dejar de percibir una atmosfera fantástica, de libros de caballería. Describe las personas, las aldeas, las costumbres y los códigos como si hubieran salido de una imaginación privilegiada. Y es así. Una imaginación que nace de la confluencia de su eficiencia al narra y de lo vivido intensamente. Rescata a su país del olvido y lo muestra como una joya tallada por elementales. Seres que sobrepasan la historia y la confluencia humana para crear una cultura única.
Abril quebrado es un libro absorbente, con visiones distintas del mismo tema. Como una cámara de video que se aleja durante la acción y se acerca, penetrando la mente del personaje, cuando profundiza en el engranaje humano del movimiento del código. El Kanum.

Abril quebrado - Ismaíl Kadaré


Muy recomendable

domingo, 7 de noviembre de 2010

Todo se desmorona

Umuofia es una aldea ancestral donde la vida prosigue según la costumbre y la historia recordada en las viejas canciones. En Umuofia existe un guerrero, Okonkwo. Es uno de los más grandes de las nueve aldeas y es honrado por todos. Tiene tres esposas, cinco hijos varones y seis mujeres, ha matado y cortado la cabeza de cinco hombres durante las guerras, tiene una enorme producción de ñame y ha podido alcanzar el título notable de ozo en su clan. Su vida es digna de contarse entre las historias de los luchadores, de aquellas vidas que nunca dejan de lucharse, hasta el final. Un final que no siempre es glorioso, pero siempre es como debe ser. Dentro de Okonkwo anida su chi, su espíritu personal, y dicen los más viejos de los ancianos que un hombre no puede lograr cosas que su chi no puede. El guerrero no lo cree así. Al final de sus días Okonkwo desafía a un enemigo descomunal y al dios forastero. Ve como su familia, su clan, su aldea se desmorona y la ira lo enferma y lo derrumba. Pero el guerrero alcanza el más alto honor y en el cómo morir, la leyenda.
Chinua Achebe escribe una de las más notables historias que se han escrito en el siglo XX. En realidad escribe la historia del mundo a través de la mirada de los sorprendidos. De los que alguna vez vieron como su sociedad justa y sensible fue abducida por forasteros sagaces y asesinos. De los que fueron sometidos por leyes, lenguas, cultos que no entendían y que fracturaron su armonía por el simple hecho del poder por el poder.
Todo se desmorona es una obra brillante, no solo por lo que cuenta, también por lo que no cuenta. Una creación que se detiene en donde nuestra historia, de vejaciones y genocidio hacia pueblos distintos, empieza. Es una novela que Achebe escribió para los suyos. Pero a todos nos mostró el pensamiento y el sentimiento tan dramáticamente disímil de su pueblo. Nos mostró nuestra desmedida ambición por destruir el territorio, lo sagrado, la humanidad. Nos describió el cómo nos convencemos, a través de grandes ideales y dogmas, de la desgracia necesaria. Como justificamos desde nuestras leyes la atrocidad hacia un pueblo venerable y digno. Como evangelizamos violando, asesinando, desapareciendo el germen primitivo de una sociedad salvaje que danza para que llueva, que come para estar juntos, que reza para respetar a sus dioses.

Todo se desmorona - Chinua Achebe



Imprescindible

jueves, 4 de noviembre de 2010

El corazón de las tinieblas

Un viaje representa a veces todo para un hombre. Un viaje de salud, de placer, de negocios o simplemente un viaje para retirarse del mundo. Para evitar que el mundo nos invada con su cotidianidad y nos convierta en una cifra. El corazón de las tinieblas es también un viaje, pero un viaje con una sola dirección, la oscuridad. Es lo que descubre Marlow cuando se interna en la umbrosa selva del centro del África en búsqueda de un hombre que se ha convertido en un dios. La selva se convierte en un organismo voraz con una inteligencia maligna capaz de vomitar su podrida progenie y tragarse, como un hoyo negro, la imaginación del hombre. Marlow llega al Congo, a una factoría de hombres. Seres devorados por otros en un intento asesino de utilizarlos hasta su última gota de dolor. El hombre blanco hundiendo sus garras codiciosas sobre un grupo de seres a los que tratan como si fueran leña. Leña para la pira.
Kurtz es el hombre que rescata Marlow. Pero el contacto con él lo contamina y lo convierte en adorador. Kurtz es el ser que ha logrado convertir su humanidad en locura y así, no solo ha sobrevivido a las tinieblas sino que las ha dominado. Pero cae enfermo y Marlow dirige una expedición en su búsqueda. El rescate se convierte en un viaje escalofriante que lo hace descender a la oscuridad, de aquellas que no solo paralizan físicamente sino también de las que destruyen la moral y la ilusión.
Conrad es un escritor prodigioso con una pericia para describir el alma humana que enlaza al lector y lo convierte en cómplice de la aventura. El corazón de las tinieblas es una obra contada con la necesaria híper-adjetivación que el autor vincula con la locura que se aproxima mientras nos internamos en las tinieblas del relato, en simultáneo con los protagonistas de la expedición. La descripción otorga tal credibilidad a la historia que uno se descubre sobre el vapor fluvial escrutando el muro verde y hostil que lo rodea mientras viaja por un rio aceitoso y traicionero.
El corazón de las tinieblas es una ficción que remueve sin piedad del alma y la mente del lector sensaciones y conflictos que lo asocian irremediablemente a descubrir la individualidad del hombre, el choque cultural, la violencia despiadada sobre el débil, la soledad, la locura, y finalmente, el horror.
“¡Ah, el horror! ¡El horror!”

El corazón de las tinieblas - Joseph Conrad


Imprescindible

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La virgen de los sicarios

En una ciudad que es invadida por la corrupción institucionalizada, la envidia vecinal, la indolencia por la vida, la procreación de la pobreza, la fealdad y la violencia sin bando, aparece un ángel de ojos verdes. Verdes como las esmeraldas más bellas del país de las esmeraldas. Este ángel aniquilador porta una pistola a un lado y a un viejo, al que ama, al otro. Mata por saludo como dando los buenos días, por presunción para que no lo maten los hermanos y los tíos del difunto, mata por una mirada que no debía ser dirigida y no por la mirada misma sino por el cómo se mira, mata a una madre que no debió nacer y también a su engendro que está a punto de hacerlo y lo hace porque es pobre, o por que huele mal o porque aquel bastardo cuando nazca berreara crónicamente como un becerro que nunca se cansa de mamar de una teta seca. Pero, el ángel, nunca mata por compasión. No se atreve, es incapaz de hacerlo. Se le tuercen los nervios y empieza a temblar como un niño. Porque el ángel es un niño. Un niño sicario de ojos verdes y la ciudad que camina para hacer justicia es Medellín. Una ciudad donde Satán visita cada vez en vez y siempre se olvida de ordenarla antes de salir.
La virgen de los sicarios es una de las mejores novelas escritas los últimos treinta años en idioma castellano. Escrita en segunda persona, el personaje que se llama Fernando, como el autor, nos describe el momento más caótico y violento que paso esa ciudad. Cuando el narcotráfico la dominaba comprando autoridades, medios y generando una casta nueva de niños que mataban sin que la piel temblara, sin que en sus sueños los fantasmas de sus muertos los visitaran. Fernando Vallejo de manera descarnada, sin anestesia y con absoluta libertad, como para que los censure la mitad del mundo y lo admiren la otra mitad, nos relata la historia de un país convulso, contaminado, podrido, sin cura. Un país que descompone, envenenando lo que está a su alrededor. Nos habla de la política mentirosa e hipócrita, nos habla de los pobres y su autogeneración y propagación. Nos habla de la iglesia cómplice y cobarde. Nos habla de un estado que se enloda como lo haría un cerdo para refrescarse en el mismo lodo que crea.
No solo nos muestra un momento que parece perpetuarse. El como lo hace es tan cercano de la realidad que uno siente por momentos que está sentado en una cantina en los límites de Medellín escuchando a un parsero contarle una historia, como las que siempre se cuentan en una cantina con una botella de ron ya seca y con la elocuencia del que no le teme a la muerte, que cerca escucha todo.
Vertiginosa, con un tono que cambia a cada muerte y que nos invita a recorrerla en menos de una hora. Con intensión de mostrarnos de manera pedagógica y literaria el Medellín errático de los últimos años, Fernando Vallejo nos obliga a esquivar la bala que dibujaría una cruz de ceniza sobre nuestra frente. Así es esta novela, una bala con sustancia, de gusto a plomo, santidad y sangre, que promete liberarnos o enterrarnos.

La virgen de los sicarios - Fernando Vallejo



Muy recomendable