miércoles, 28 de diciembre de 2011

El saqueo de Machu Picchu

Cuando Hiram Bingham llegó al puerto de Hawái para pasar unos pocos días con su padre, antes de enrumbarse en la aventura de su vida, el descubrimiento de la legendaria ciudad perdida de Vilcabamba, nunca imaginó que el asesino del tío Frank viaja con él y que finalmente lograría su cometido al robarle el mapa que lo llevaría a descubrir la gran ciudad Inca....
...Carlos Villanes Cairo nos cuenta dos historias que transitan una en pos de la otra, que pretenden conocerse pero apenas se tocan. Y sin embargo forman parte de una ficción que persuade más que la realidad que conocemos. La fuerza que ocupa su núcleo se fundamenta, no en un descubrimiento, sino en una invasión, en un asalto...

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El saqueo de Machu Picchu - Librería Perú

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Me voy


Félix Ferrer es un artista en decadencia y se ha visto provocado a convertirse en un galerista. Tasa a los nuevos talentos, moderniza a los rancios y doma a los populares. Y mientras entiende cada vez más este movimiento descubre que el arte, junto con él, declina hasta convertirse en un objeto coleccionable o intercambiable.
Un domingo como otros decide mirar a los ojos a Suzanne que los tiene enterrados en el piso del departamento, tomar sus llaves, abrocharse el abrigo y marcharse. Ferrer se va. Esta actitud se ha convertido en la constante de este galerista. Y mientras hace estas mudanzas en su vida recibe la misteriosa propuesta de su secretario: desvalijar el Nechilik.
El Nechilik es un barco de transporte que está atrapado entre los hielos del ártico. Cincuenta años esperando a sus saqueadores. Ferrer ha descubierto que si ha de tener éxito debe moverse a favor de la corriente y ya es un experto en reconocer el sentido de esta. Si la actualidad privilegia el arte folclórico o étnico, asaltar el Nechilik con anuencia de las autoridades y rescatar el arte ballenero, no solo le permitirá mostrar al mundo la belleza escondida, sino llenarse de dinero y prestigio y dejar de moverse por un buen tiempo.
Jean Echenoz es un escritor moderno que plasma su mirada cotidiana en historias solas y animadas. Pero su interés profundo es descubrir la naturaleza humana postmoderna, exponer al animal en que ha variado el hombre. Otra de sus peculiaridades es lo que hace con sus personajes. Estos visitan las orillas de los abismos, pero no en un estado de frustración y depresión, al contrario, parecen curiosos y exploradores.
Me voy  es una novela que narra los movimientos de un ser humano dentro de una sociedad inerte. El conflicto de un hombre que deja de lado la conciencia de su existencia para pertenecer a algo cristalizado, detenido en la época y en el punto. Como si hubiera caído en una trampa de sueños, que al despertar de uno ingresa a otro hasta perder la noción de la realidad y sin embargo, Ferrer en lugar de perder la cordura, solo, se va.
Echenoz confecciona esta obra como si estuviera urdiendo un telar y el lector, como el protagonista, cae en una trampa de adicción que lo libera al final, pero le deja una sensación extraña, algo así como lo sentido por aquellos secuestrados que simpatizan con el secuestrador.
Para aquellos que quieren descubrir un poco más de trama en un buen libro, el espectáculo está servido, porque entre la intima construcción de esta historia podrán ver estilos y modos literarios inéditos que les permitirán un segundo gozo.

Me voy – Jean Echenoz

Recomendable

martes, 13 de diciembre de 2011

Carroñero

...Gonzalo Fernández escribe. Lo hace desde siempre.  Hoy, parasitando la casa de un amigo que se ha tomado un año sabático y usurpando su actividad, ha encontrado la manera de subsistir escuchando desde un diván falso de psicólogo a un desvalido mecánico que le cuenta sus miserias, y a la vez, carroña la desgracia del miserable con el propósito de nutrir su próxima novela...
...Los días de Gonzalo son roñosos y estériles. Trashuma persiguiendo el mismo recorrido que lo lleva finalmente a sentir que está a punto de lograr algo. Un camino cuyo final siempre se desintegra entre oleadas mansas de flojedad y entumecimiento...
...Carroñero es una novela sin licencia y nos secuestra no solo por su mordacidad insolente, también por aquello que siempre está presente en los mejores relatos, su poder de persuasión...

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Carroñero - Librería Perú

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Soy puerto para el bien, soy puerto para el mal

Soy puerto para el bien, soy puerto para el mal son las memorias de un asesino siniestro, cuya insuperable devoción es la sangre y el sexo. Un ser agraviado que escala en su aventura sádica hasta alcanzar dañar a todos. Y sin embargo lo gobierna una extraña forma de libertad que somete sus realidades...
...José Tola nos permite contemplar la profundidad pulposa, pulsante, exacerbada y sangrienta del alma de un asesino. El narrador extiende su aliento horrendo, su lujuria sádica y sus métodos incubados entre sangre, gritos y hierro, obligándonos a ver, como si tuviéramos unos ganchos abriendo nuestros ojos, la persistencia de su legado.

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

La casa de las bellas durmientes


Eguchi es un anciano de sesenta siete años que se cree lo suficientemente viejo como para visitar la casa de las bellas durmientes. El lugar es una pequeña posada desde donde se escucha el viento y el mar. En donde hermosas mujeres narcotizadas velan los últimos sueños de los rancios viejos.
Finalmente se decide y su presencia se hace cada vez más frecuente. Encuentros que le muestran mujeres distintas. Y en aquellos momentos, cuando la luminosa dama desliza su mano hacia su pecho describiendo la forma perfecta o cuando la niña-mujer sostiene su mejilla sobre su palma ausente, su mente lo acosa con recuerdos. Pero el acoso no es siniestro. Evoca a sus hijas, a su esposa, a sus amantes. Trae al presente, mientras se desliza junto a un cuerpo desnudo y nuevo, historias jóvenes.
Los ancianos como Eguchi buscan, junto a la desnudez de las mujeres que custodian sus sueños, el aroma de la juventud, la presencia de la inexperiencia, el gusto por la inmortalidad. Posan sus dedos, trémulos y gastados, en los labios entreabiertos de las niñas, como tratando de rozar aquellas lenguas que les arrastran hacia la más reconciliada y roja frescura. Con sus brazos marchitos, que ya no anhelan la carne, arrebatan para sí, la cintura esbelta de las doncellas. Parecen vampiros que succionan la fragancia y el contacto joven, que germina en la piel de las dormidas. Pero lo hacen tan débilmente que su esfuerzo no representa ningún peligro para ellas.
Yasunari Kawabata es uno de los más grandes escritores del siglo XX. La belleza de su obra es conmovedora y universal. Es como disfrutar un recuerdo ansiado. Desde el mismo instante en que uno toma el libro entre sus manos, ya siente que debe escabullirse de lo cotidiano y el ruido, buscar un lugar apartado donde la atmosfera quiera sentarse a nuestro lado y complacerse con la lectura.
La casa de las bellas durmientes es una obra extraordinaria. La conmoción que fluye desde su historia nos deleita, nos permite ingresar en aquel estado en donde la serenidad no se deja buscar, al contrario, yace entre nosotros, como si hubiéramos nacido juntos. Solo grandes artistas y seres elevados nos obsequian tales imágenes e impresiones.
Juan Ramón Jiménez, Rabindranath Tagore, Antoine de Saint-Exupéry y Yasunari Kawabata son los grandes constructores de aquel estado en el cual ingresamos cuando encontramos un rincón moribundo y callado. Y en aquella esquina, nos recibe un sofá cómodo y una luz que no compite con la penumbra. Descansamos y nos sentimos albergados y, como si un milagro empezara a conformarse, las palabras nos abrazan y nos cuentan su historia.
Si bien Kawabata nos habla de la vejez invitándonos a desearla, esta historia se articula en aquellos momentos en donde se ha perdido la esperanza y solo se desea dormir. Y sin embargo, como nos narra el autor, siempre existe belleza hasta en el último suspiro.

La casa de las bellas durmientes – Yasunari Kawabata

Imprescindible

lunes, 14 de noviembre de 2011

La desprestigiada herencia de Cervantes

A mediados de la década del 30, Husserl nos habló sobre la crisis de la humanidad, que si bien denominó europea, nunca la circunscribió solo ha ese continente y al siglo XX. Señaló a la pasión del hombre por el conocimiento como la razón más importante de la decadencia de la naturaleza humana, y al carácter unilateral de la ciencia como un factor que redujo el mundo a un simple objeto de exploración. Esta vertiginosa magnificencia, intensa y examinadora, hundió al hombre en el “olvido del ser” y alejó hacia el desinterés más calmo el “mundo de la vida”.
Para Kundera, mientras la filosofía y la ciencia postergaban al ser del hombre, la novela se consagró a estudiar a este ser olvidado. La novela por sus propios medios ha descubierto los diferentes aspectos de la existencia humana: la aventura, la vida oculta de los sentimientos, la prevalencia del hombre en la historia, la exploración de lo ignorado en lo cotidiano, lo irracional en el comportamiento humano, el inalcanzable pasado y presente, el rol de los mitos en la realidad, el horizonte de la impredictibilidad, la fusión del sueño y el entorno, etc.
En esta conferencia, Kundera explica que la “pasión de conocer” se adueña de la novela con el propósito de protegerla del “olvido del ser” y para mantener en acción “el mundo de la vida”. El objetivo de la novela es revelar una parte aun no conocida de la existencia. Mientras no lo haga, es inmoral debido a que el conocimiento es la única moral de la novela.
En el momento que el hombre comprendió el mundo como una imprecisión, en donde se enfrentaba a muchas verdades relativas que se contradecían, en el momento que ve la luz la sabiduría de lo incierto, surge la novela. Y es esta herencia de Cervantes la que, en la actualidad, se somete al veredicto de la extinción.
¿Estamos cerca al final de la novela? Se pregunta Kundera. Y no solo nos habla del porvenir sino que nos hace recordar, que la novela ya ha muerto en algunos lugares y en algunas sociedades. En aquellas donde se ha instaurado el totalitarismo, la visión única, y no solo de aquellas que encierran a un país dentro de cercos de pólvora y fusiles, también en aquellas, y esto es aún más inquietante, en donde el cuarto poder homogeniza y crea estándares de gustos y expectativas que convierten el espíritu de la novela en algo absoluto. En solo una historia que leer, una sola realidad adictiva y demandada. Un camino en donde la verdad absoluta, dictada por lo común, la aniquila.
Finalmente y como asegura Kundera, la novela debe descubrir lo desconocido sobre nuestra existencia y así formar parte de la historia de la novela, la que no lo haga, será simplemente de aquellas que forman parte de las novelas de después de la historia de la novela.

La desprestigiada herencia de Cervantes - El arte de la Novela – Milan Kundera

Imprescindible

domingo, 13 de noviembre de 2011

Habanera


Ana Rosa y Ana Margarita son dos gemelas tan parecidas entre sí que uno debe preguntarse si en realidad son la misma, cuando solo se conoce a una, o que la naturaleza se ha atrevido a iniciar un juego que acabara en una paradoja, cuando las vemos juntas: la dualidad y la perdida de ella. El doctor Bonet ve el nacimiento de sus dos hijas como una broma de su suerte. A un montañés como él, con la presencia tradicional perenne y deseada, le nacieron, como dice burlándose, en serie las muy modernas.
Las gemelas retan durante toda su vida el orden establecido, aquel orden añejo que debe reinar en una sociedad desprestigiada y obsoleta. Así son las Anas: pensadoras, disonantes, fusionadas, redimidas, provocadoras. Parecen solo reír con la sonrisa de la plenitud, cuando se encuentran, se contemplan, se proyectan, como si se reconocieran una a la otra como distintas y a la vez idénticas. Pero ellas, a diferencia de nosotros, como cuando nos observamos detenidamente en un espejo y tratamos de descubrir la diferencia con la imagen, se sienten libres y complacidas en lugar de decepcionadas al encontrar el error de la duplicidad. Aquel aparente error, que nos hace preguntarnos ¿Cuál es la real, la imagen, uno o ambos?
Julio Ortega es un notable escritor y crítico literario peruano. Su inquietud trasciende los continentes y se plasma en extraordinarias antologías y ensayos que sobresalen por una visión profunda y única. Su capacidad de ensamblar la estructura de la obra a partir de los elementos más significativos perdura en la sensibilidad que despierta en el lector, creando una sensación de conocimiento nuevo.
Habanera es una novela circular en cuyo inicio germina el final. No solo es un brillante relato sobre la dualidad y su perdida, además la estructura es también doble y única. El lenguaje, el ritmo y el tono nos hablan también de esta quiralidad de la realidad.
Esta inquietante novela debe leerse despacio, tomándose con deleite cada pausa y cambio de rumbo. Así se descubrirá que aquella estructura sofisticada y fractal solo se revela a si misma cuando el lector enciende la maquinaria de la persuasión.

Habanera – Julio Ortega

Muy recomendable

lunes, 7 de noviembre de 2011

Diario de un mal año

El señor C, como le dice Anya, es un viejo escritor errante que se marchita en el segundo piso de unas torres que superan los 25. Se le ha encargado junto a otros grandes escritores una serie de opiniones sobre temas diversos, aquellos que susciten en él más interés o de los que tenga algo que decir. La creación colectiva de un libro que quizás lo rescate también a él. Anya es una hermosa mujer que vive junto con su novio, Alan, muchos metros más arriba, casi en la cima de la torre. Un día, la suerte y la oportunidad permiten al señor C conocer a Anya y mientras su mente se abruma de un deseo nuevo por la joven de buenos rasgos filipinos, concibe frente a la noticia de que la dama está desempleada, ofrecerle el puesto de mecanógrafa, o más bien de traductora de sus temas fuertes que registra con voz gastada en una grabadora portátil.
Temas fuertes. Así parece denominar Anya a los mini ensayos aburridos del viejo escritor. Los comparte con Alan y este siempre tiene argumentos presuntuosos con respecto a lo escrito por el señor C. Anya no cree que sean productos de una inteligencia obsoleta, de una mente detenida en el áfrica del sur y en otra edad. Los temas fuertes del señor C no son, como repite Alan, entelequias sabias venidas a menos. Para Anya, los mini ensayos del señor C, son solo aburridos porque no vienen de su profundidad, de aquella hondura de donde él rescata sus novelas y relatos.
Así transcurre la novela, por encima, como si fuera una simple historia en un simple edificio en donde se originan simples encuentros y desencuentros entre personas. Pero la brillante construcción de la página que realiza Coetzee logra un efecto de profundidad e intriga que instruye al lector, que permite que evolucione mientras se relata la historia.
Coetzee segmenta cada página de esta novela en tres elementos, cada uno como un rompecabezas que una vez armado brinda la pista para el siguiente. Sus opiniones fuertes que encabezan cada página nos permiten comparar el origen del estado con creaciones fílmicas de primer nivel, o echar un vistazo a la profundidad del alma de un pedófilo, o conflictuarnos con la heroicidad de los héroes. Nos abruma la ponderación del anarquismo y la levedad de la democracia. Así como la tenacidad del terrorismo y la crueldad de la justicia. Las contradicciones del sacrificio individual frente al cual una nación, proclive al genocidio de otras, se paraliza y pierde la carrera del siglo en la conquista del espacio.
Y mientras estas opiniones fuertes se aglomeran y nos hastían, vemos como el segundo elemento de la página, la historia que nos relata el señor C sobre su encuentro y sus fantasías por Anya, empiezan a originar una notable variación en sus opiniones y por concejo de la mecanógrafa filipina empiezan a nacer sus opiniones suaves, aquellas que Anya demanda y que el señor C empieza a rescatar de su imaginación.
El tercer elemento de la página termina por completar la historia y proviene de la mente de Anya, que nos habla del señor C y de aquel especial encuentro que termina convirtiéndose en un amor extraño y feliz. Y que, finalmente, nos habla de la soledad y la madurez.
Diario de un mal año es una novela importante dentro de la obra creadora de Coetzee. Nos demuestra que este extraordinario escritor, luego de recibir el premio Nobel y lejos de la mayoría de escritores que lo han recibido, produce obras aún de mayor jerarquía y maduras que las de antaño. Si bien no deleita y sobrecoge como Desgracia o Vida y época de Michael K, esta novela instruye y transporta desde la sencillez de la belleza hasta la amplitud de la soledad.

Diario de un mal año – J.M. Coetzee

Recomendable
    

martes, 25 de octubre de 2011

Cartas a un joven novelista

Alguna vez un profesor me contó que escribir una novela es como construir una casa: elegir un lugar, analizar el suelo, observar la vecindad y las posibles perturbaciones, elaborar el plano, hacer el trabajo de ingeniería que evite que un tsunami se lo lleve todo, seleccionar los materiales, entre otras cosas. Y cuando el proyecto está listo, combinar todo en una composición que no solo deslumbrará sino, principalmente, recompensará al creador. Pero hay mucho más. Tantas variables, condiciones y coincidencias que uno termina pensando que la novela es una entidad autónoma. Que, finalmente, no se trata de construir una casa, o un jardín, o una catedral. Si pensáramos que en su estructura está implicada la formación de un mundo, absolutamente completo, aún nos faltaría mucho para concebirla y explicarla. A pesar que aún hay mucho por conocer, las ficciones como las novelas, nos muestran apenas la magia y lo inconmensurable del poder del hombre. Las buenas novelas nos permiten percibir o en su menor caso sospechar que la creación es una fina y casi perfecta interacción entre la voz de la vigilia y la inconciencia.  
Podríamos abrumarnos y entusiasmarnos al mismo tiempo internándonos en los misterios de la creación de ficciones, pero quizás nos llevaría hacia otros caminos inexplorados y con fines que dan inicio a otras vías en una compleja red de cruces infinitos. Vargas Llosa sin sutilezas y con la convicción del buen creador nos resume didácticamente, a modo de cartas que va respondiendo a un novel novelista, un filo del misterio y la labor del escribidor de ficciones.
El elemento central, el componente conciliador o el eje generador de la intriga en las grandes mentiras, contadas como absolutas verdades, es el poder de persuasión. El poder de persuasión le otorga a la novela la eficacia, la coherencia, la sinergia entre sus partes, y también aquella fuerza que se filtra desde las letras y magnetiza la voluntad del lector.
Mario Vargas Llosa nos habla de la verosimilitud de la ficción. De cómo los elementos de la novela se imbrican entre sí, inseparables, y forman un todo tan creíble que el lector lo prefiere a la realidad.
Más allá del estilo del novelista, la construcción del narrador, del espacio, el tiempo y los niveles de realidad, existe los desafíos de las formas y los fondos. Los saltos entre estos elementos, los datos escondidos que perfilan la significancia de la historia. Las historias dentro de otras, los nexos entre las realidades. Todo configura un universo que nace a partir del deseo del lector y se convierte para siempre en la realidad ideal que nunca existió. O que existe solo en el mundo de la novela.
La mente del creador y del lector está tan sumergida en la creación que la materializa como un universo paralelo en donde la imaginación completa los espacios en blanco. Un físico actual, de aquellos cuánticos que ya no creen en casi nada o de los que insisten en que todo puede ser un sueño o un programa informático, nos explicarían que la realidad es, en realidad, solo una creación de nuestra mente y que nuestra vida registrada en una filmación y el mundo que un novelista ha creado solo se diferencian en el punto de vista del observador. Ambas son realidades, solo que en la invención de una ficción la mente del escribidor esta poseída por un impulso omnipotente y descubridor.
Para aquellos que insistan en la escritura estas cartas serán de notable ayuda y para los otros una oportunidad de entender que el misterio puede originarse desde las letras, como desde los átomos, la vida y las estrellas.

Cartas a un joven novelista – Mario Vargas Llosa


Muy recomendable