jueves, 23 de febrero de 2012

La bailarina

Toyotaro Ota es un joven estudiante que destaca sobre los demás. Sus aptitudes lo han convertido en una promesa y sus maestros y superiores contemplan en él sus más elevados sueños. Debido a sus logros Toyotaro es invitado a recibir unos cursos en Berlín y así terminar sus estudios. Deja a su madre, su único lazo familiar con Japón, y viaja a la ciudad anhelada. Luego de algunos días, en donde se deja deslumbrar por las calles, la cultura y el ambiente sofisticado de la ciudad, conoce a Elise.
La descubre llorando mientras camina magnetizado por la ciudad. Se acerca a ella y queda atrapado por la compasión y el amor. Elise es una chica muy hermosa, de una belleza que obliga al hombre bueno a hacer cosas malas. Trabaja como bailarina en uno de los desheredados teatros de la ciudad y su vida se entierra en la miseria más angustiante.
Toyotaro queda impresionado y digerido por su desgracia. Como si la angustia de la joven por vivir un día más hubiera invadido su voluntad. Invitado a presenciar la desdicha de Elise se convierte en el protagonista de su cambio. Deja los estudios de política, aborda la literatura, pierde la subvención de sus estudios, empieza a trabajar, por algo más que un poco de miseria, enviando crónicas sobre la ciudad Berlín a una revista de su país. Y en ese nuevo mundo que creado para sí, Elise, como una estrella de mar sobre un peñasco, se adhiere a su salvación, a él.
La bailarina es una dura historia de amor que agrede al ya desvanecido paradigma y se nutre de la angustia y la compasión. Una historia que reta al honor y a la posición social, que margina los proyectos futuros de un joven potencial, que invita a la fría decisión y posterga al amor compasivo.
Mori Ogai es uno de los más aclamados escritores japonés de la era Meiji. Quizás solo superado por la unicidad de Natsume Soseki. Hoy es rescatado y leído con devoción y buen gusto.
En 1868, la era Tokugawa llega a su término, el shogunato combatido queda olvidado para dar origen a una época de restauración y apertura. Mutsuhito, investido como el emperador Meiji, transforma absolutamente todo en función de un sistema que rinde culto a la norma. Muda la capital de Kioto a Tokyo y abre las fronteras a su entorno y a occidente. Los escritores de la era anterior que se habían resistido a la influencia exterior, son postergados y los nuevos creadores se diseminan por el mundo absorbiendo el nuevo conocimiento.
Mori Ogai, entre estos jóvenes, es enviado a Alemania. Se convierte en un extraordinario traductor de grandes obras científicas y literarias. Le presenta a la sociedad japonesa lo que denominaría la época de la verdad y la belleza.
La bailarina es una historia que muestra que en todo sueño siempre hay un momento en el que, pase lo que pase, se revela irremediablemente la naturaleza de uno mismo y que el corazón puede comportarse como las hojas del árbol de la seda, que se encogen y rehúyen cuando se les toca.

La bailarina – Mori Ogai


Recomendable

martes, 21 de febrero de 2012

El ruido de las cosas al caer

Antonio descubre mientras ve por televisión el asesinato y desmembramiento del primer hipopótamo que escapo de la Hacienda Nápoles, la que perteneció en su tiempo al capo Pablo Escobar, el recuerdo de un hombre que llevaba mucho fuera de su memoria y cuya historia generó tanto sigilo en su vida.
El recuerdo de Ricardo Laverde se convierte en una constante, como si desde el pasado regresara para implantarse como una lámina adhesiva en la esquina más frecuente de su memoria. Y junto con esta presencia de leyenda llegan Elena Fritts, Maya Fritts, Aura, Leticia, el rio Magdalena, Bogotá, el vuelo 965 de American Airlines y todos los ruidos que se desprenden de estas cosas.
Antonio nos cuenta el giro más violento de su vida, aquel que perdura hasta hoy y que, muy lejos de estar anestesiado en el último rincón de su pasado, despierta frecuentemente cuando las cosas empiezan a hacer su ruido al caer.
Juan Gabriel Vásquez es un escritor colombiano con un estilo de creación exquisito, con un dominio de la historia, y los subterráneos que esta esconde, que impresiona. Construye un mundo en donde descubrimos que “no hay manía más funesta, ni capricho más peligroso, que la especulación o la conjetura sobre los caminos que no tomamos”.
Vásquez inventa una cualidad de las cosas: el ruido que hacen cuando caen o cuando se dejan oír. La trama de su novela esta tejida por esta cualidad que se revela en los ambientes protagonistas, como en la ciudad de Bogotá, que conspira para reprimir, para formar las sombras de la violencia que persigue, para generar la inquietud insalvable en los bogotanos. O como en el valle del rio Magdalena, cuyo calor aplasta a las cosas sobre el suelo en hervor, en donde el sonido no se aplaca, al contrario se adueña de la respiración de los vivos.
El avión que cae, el amor que se asienta, las carambolas a tres bandas, la miel que se obtiene sin la muerte de sus abejas, los últimos segundos de un hombre, la vida sin fin de un lisiado, la sobrevivencia de una familia de hipopótamos, la obscenidad por descubrir la historia de un muerto, el inventario de nuestros dolores, los cuerpos que huyen, todas estas cosas hacen ruido y Juan Gabriel Vásquez nos lo muestra en una de las obras más interesantes que se han escrito.   
El ruido de las cosas al caer es una ficción conmovedora, de un realismo que traslada, que permite hacer comparación con nuestra vida. No son pocas las personas que hablan castellano y que han nacido en las décadas de la américa violenta y que la lectura de esta obra los transportara a aquella vida de explosiones y  apagones, de ventanas cruzadas con cinta adhesiva en un intento de asegurar su destrucción sin esquirlas, de mundos cotidianos con olor a pólvora y miedo.  

El ruido de las cosas al caer – Juan Gabriel Vásquez


Muy recomendable