jueves, 12 de abril de 2012

Contemplación del abismo


Cuando llega a Aucayacu Durante García cambia por completo el rostro de la violencia. Como un cristo es recibido por algunos con fervor y otros con horror, es que Durante no es un cristo normal, es de aquellos que en lugar de salvar violan. Así inicia, Richard Parra, su libro de relatos Contemplación del abismo.
Continúa con La jaula en donde un par de chinchillas encerradas en una jaula experimentan la soledad, la autodestrucción, el vacío y la vejación de su entorno, del entorno humano. Ellas se preguntaran sino tienen más suerte encerradas que liberadas en aquel mundo de civilización.
En La navidad de la niña nos preguntamos ¿Qué tienen en común unos muñecos de cera derretidos, una cabeza momificada de mono adornando un collar de fantasía, una cometa, el mar y la navidad? A Susana, a Pedro y el borde de su casa que se agarra con todas sus fuerzas al filo de un acantilado arriba del rio Rímac.
El centro del libro, en todo sentido, es este relato: Contemplación del abismo. Aquí, Parra crea un juego de espacios y tiempos, en donde lo narrado se convierte en un elemento perturbador y adictivo. Este cuento nos sumerge en la vida de Tomas. De él decían que el diablo lo protegía y que a pesar de los esfuerzos del cura abusador no había agua por más bendita que fuera que lo bautizara. Pasados los años Tomas se hizo terruco y un buen día el capitán James decidió demostrarles a todos que el diablo se había olvidado de su hijo, así que se le ocurrió delante del pueblo pasarle el cuchillo por el cuello.
En De regreso a Roma descubrimos que para Mariana es normal que todos los niños jueguen con el sexo y aún más normal que hermanos y primos, y quizás tíos y padres, y hasta madres, lo hagan. Porque todo eso del incesto son cosas que pasan y que quedan en el pasado, en aquella niñez que todos olvidan.
En Un visitante, Velasco regresa muchos años después a Vichay. Regresa a un pueblo en donde los Bernal ya no están. Donde los señores huyeron llevándose sus abusos, torturas, violaciones y muertos. Por encima de la costra de violencia donde la resignación deambula el pretende desenterrar a su hermana y la historia de su infamia.
Entierro de una madre es un cuento que nos habla sobre los sucesos tras la muerte de una madre, y de cómo dos hermanos se reparten la pobreza dejada por ella. Entre las escasas cosas que deja descubren un diario. Un testimonio de subidas y caídas, de oscuridades y revelaciones. Fragmentos blasfemos de la vida de los hijos desde los ojos de la muerta.
Casi al final del libro, precipitándose sobre el abismo que ya contemplo y arrojándonos sin contemplación, Richard Parra, trasgrede aún más los formatos y nos obliga a redefinir, desde nuestra memoria colectiva, la violencia como un ser cíclico y eterno. En La muerte del Liquichiri nos describe los sucesos en un pueblo minero y desde que en este las personas enferman y mueren se ha empezado a creer que ronda un Liquichiri, un recolector de grasa humana. La mirada de todos incide sobre aquellos personajes malditos del pasado y sobre ellos se precipita su sentencia.
El estadio es la conclusión indestructible y absoluta de esta obra. Es como una colección de lo anterior, como el prólogo de una sinfonía en donde los sonidos y elementos de la obra se presentan, pero en esta ocasión como para que quede sonando para siempre, o por lo menos para dejarnos el sabor crónico durante nuestros próximos días, se despide monumental. Este relato nos permite conocer el origen y la piel de Crematorio, una reunión de sobrevivientes y tránsfugas, de música e hinchas. Somos conscientes de lo lejos que estamos de la intimidad de las barras bravas, pero el roce es suficiente para percibir la violencia inefable y su progresión que nos deja sin palabras.
Richard Parra es un escritor soberbio, un creador de una ficción a la que nos resistimos. Y nos resistimos porque nos muestra un reflejo aún más nítido que la realidad que vivimos. Sus relatos persuaden de tal manera que nos hace preguntarnos si en realidad es un cronista o un escribidor.
Todos los cuentos de Parra tienen una cualidad notable: la intriga que precipita. Aquella que nos atrapa sin salvación. Parra es un inteligente y digno descendiente de Carver. Nos lleva a través del relato y prescinde casi de las palabras, minimiza todo lo que nos distraería y enfoca de tal forma la historia, como si creara una línea recta entre la narración y nuestra devoción. En simples palabras sus cuentos vencen nuestra resistencia. Ganan por knock-out.

Contemplación del abismo - Richard Parra


Muy recomendable

martes, 10 de abril de 2012

El león rojo


Hans Burgner nació en Alemania en 1535 y nunca imaginó que su vida se convertiría en una de las más grandes aventuras. Sin mucha suerte en su niñez y rechazado por sus padres como si fuera algo que se tira a la basura y que se resiste a ocupar ese mísero lugar, descubre o escucha hablar de la piedra filosofal y el elixir de la vida. Entonces resuelve obtener esos conocimientos sin detenerse en nada, ni siquiera en el asesinato. Así empieza esta historia que le costará varias vidas y varias muertes, desde la primera en la Alemania del siglo XVI, hasta la última, en el presente, aún vivo y esperando, siendo Adam Cadmon.
Hans Burgner se convierte en el extraordinario aprendiz de Rochard, el mago. Pero esa dedicación a prueba del frio y la muerte, lo condenará, porque nace de la codicia y el anhelo del poder absoluto, de aquel que se usa para ajustar cuentas con la vida, con la insana y  miserable vida que le toco vivir. Y luego de su primera muerte morará en el cuerpo de Heinz Knotek. Una vida insípida y corta. Muy corta. Después de innumerables fracasos por implantarse en un útero que aceptara su enorme e insaciable carga astral nace como Giuseppe Francesco Borri. Aquel Borri o Burrhus de la historia de la alquimia que libró una lucha descomunal con el Homúnculos. Como Cornelius Von Grotte conoció por fin el significado de las tres llaves y pudo a travesar aquel pasillo tan estrecho que lo llevo al tercer mundo. Un salto cuántico que lo convirtió en un Mago.
El león rojo es una novela de búsqueda. Reencarnación en reencarnación en busca del objetivo. Una aventura de alquimia y espiritualidad, combinando la historia con la narración fantástica. Esta obra prohibida en la Europa oriental paso desapercibida en la Europa Occidental. Pero hoy, sin embargo, es un libro de culto.
María Szepes fue una gran novelista húngara y El león rojo su primera y más aclamada obra. En sus páginas, de una narrativa apasionante, creativa y adictiva, se combina de un modo magistral lo histórico y lo esotérico en el marco del juego de todas las pasiones humanas.
Szepes nos sorprenderá con el conocimiento del alma y nosotros, adeptos lectores, seremos testigos del juego de transmutaciones que conforma la vida de un ser humano. Veremos la obstinación y la inercia demoniaca de algunos que no cesan de vivir siempre la misma historia. Descubriremos como la pasión por el servicio sitúa a otros en un camino más claro, sin ruidos, hacía la iluminación y la paz. Y, con seguridad, nos sentiremos tan identificados con aquellos que transitan de una vida a otra reconociendo y aprendiendo lecciones.
El león rojo es una novela iniciática notable y de una profundidad que recomiendo, especialmente para aquellos que no se limitan a creer que la verdad tiene un solo velo que retirar.

El león rojo – María Szepes


Muy recomendable

viernes, 6 de abril de 2012

Relámpagos

Gregor es un hombre de más de dos metros, delgado y afilado como una daga letal. Viste muy bien, acompañando a la época, y le gusta convertirse en el centro de atención cuando quiere comunicar algún gran descubrimiento. A pesar de estos momentos prefiere la compañía de las palomas que a la de los seres humanos. Y dentro de esta especie mira a las mujeres como buscando alguna explicación, que no encuentra, de su existencia. Se empeña en rodear su vida de números, de contar todo lo que observa, pero especialmente le gusta el tres y todos sus múltiplos. Así es como vive en el cuarto 33 de un hotel y cuando viaja se aloja en la habitación 108, o en la 27 y en algunos casos, aunque prefiere estar más cerca del suelo, en alguna suite número 1503 de algún rascacielos que ya han empezado a construirse en las ciudades. 21 servilletas o 18 en el peor de los casos para limpiar excesivamente los cubiertos con los que se alimenta. Se lava las manos, siempre en múltiplo de tres, tantas veces como pueda para alejar de su cuerpo todos aquellos microbios que invaden el mundo que lo rodea. Es antipático, megalómano, despectivo, y venera más que a nada, más que a su mente prodigiosa o al misterio de la hora de su nacimiento, los relámpagos.
Casi no duerme y su día es, en realidad, un protocolo sin término. Piensa e inventa. Construye en su mente todos los dispositivos y artefactos que luego muestra, los elabora en tres dimensiones y sabe exactamente de su existencia antes de plasmarlo sobre un papel. A veces es tan intenso este modo de proceder que confunde la realidad con el sueño. Sus inventos son impresionantes, su propósito es el mundo entero y al tratar de inventar aquella energía ilimitada y libre a la cual podrá acceder cualquier ser humano, descubre mientras tanto, la corriente alterna, construye la primera hidroeléctrica, inventa la comunicación inalámbrica, y elabora los primeros pasos para la invención del radar, los misiles y la internet.
Jean Echenoz escribe una novela extraordinaria sobre un portentoso ser humano: Nikola Tesla. Tesla siempre ha representado un misterio y una iniciación. Tratar de entender la mente prodigiosa del genio a través de innumerables biografías y anécdotas brinda aquella emoción y temor que podría sentirse cuando uno descubre la vibración de los relámpagos. Cuando uno siente el shock sobre su piel como si miles de ánimas chispeantes deambularan sin control buscando la conexión con el rayo, la unión con aquella descomunal energía.
Relámpagos es la última novela de la triada biográfica que conforman Ravel y Correr. Echenoz, con una sorprendente y sencilla narración nos muestra la soledad de un genio. Aquella soledad del que se encierra en lo que hace, del alucinado, del que se aparta del mundo para alcanzar el propósito deseado. Pero lejos de ser una biografía, Relámpagos es una alegoría sobre la melancolía de la soledad.

Relámpagos – Jean Echenoz

Muy recomendable