Toyotaro Ota es un joven estudiante que destaca sobre los demás. Sus aptitudes lo han convertido en una promesa y sus maestros y superiores contemplan en él sus más elevados sueños. Debido a sus logros Toyotaro es invitado a recibir unos cursos en Berlín y así terminar sus estudios. Deja a su madre, su único lazo familiar con Japón, y viaja a la ciudad anhelada. Luego de algunos días, en donde se deja deslumbrar por las calles, la cultura y el ambiente sofisticado de la ciudad, conoce a Elise.
La descubre llorando mientras camina magnetizado por la ciudad. Se acerca a ella y queda atrapado por la compasión y el amor. Elise es una chica muy hermosa, de una belleza que obliga al hombre bueno a hacer cosas malas. Trabaja como bailarina en uno de los desheredados teatros de la ciudad y su vida se entierra en la miseria más angustiante.
Toyotaro queda impresionado y digerido por su desgracia. Como si la angustia de la joven por vivir un día más hubiera invadido su voluntad. Invitado a presenciar la desdicha de Elise se convierte en el protagonista de su cambio. Deja los estudios de política, aborda la literatura, pierde la subvención de sus estudios, empieza a trabajar, por algo más que un poco de miseria, enviando crónicas sobre la ciudad Berlín a una revista de su país. Y en ese nuevo mundo que creado para sí, Elise, como una estrella de mar sobre un peñasco, se adhiere a su salvación, a él.
La bailarina es una dura historia de amor que agrede al ya desvanecido paradigma y se nutre de la angustia y la compasión. Una historia que reta al honor y a la posición social, que margina los proyectos futuros de un joven potencial, que invita a la fría decisión y posterga al amor compasivo.
Mori Ogai es uno de los más aclamados escritores japonés de la era Meiji. Quizás solo superado por la unicidad de Natsume Soseki. Hoy es rescatado y leído con devoción y buen gusto.
En 1868, la era Tokugawa llega a su término, el shogunato combatido queda olvidado para dar origen a una época de restauración y apertura. Mutsuhito, investido como el emperador Meiji, transforma absolutamente todo en función de un sistema que rinde culto a la norma. Muda la capital de Kioto a Tokyo y abre las fronteras a su entorno y a occidente. Los escritores de la era anterior que se habían resistido a la influencia exterior, son postergados y los nuevos creadores se diseminan por el mundo absorbiendo el nuevo conocimiento.
Mori Ogai, entre estos jóvenes, es enviado a Alemania. Se convierte en un extraordinario traductor de grandes obras científicas y literarias. Le presenta a la sociedad japonesa lo que denominaría la época de la verdad y la belleza.
La bailarina es una historia que muestra que en todo sueño siempre hay un momento en el que, pase lo que pase, se revela irremediablemente la naturaleza de uno mismo y que el corazón puede comportarse como las hojas del árbol de la seda, que se encogen y rehúyen cuando se les toca.
La bailarina – Mori Ogai
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