Luo y su amigo, dos adolescentes chinos citadinos, son enviados al campo para ser reeducados. Ordenes incontestables de Mao Zedong, a comienzos de los setenta. Los montañeses, ex sembradores de opio, los reciben con sospecha. El jefe de la aldea del Fénix del Cielo, en su primer día, se entretiene con un instrumento que el amigo de Luo, quien narra la historia, ha traído en su equipaje. Se lo lleva a la nariz y a los ojos, lo agita como si fuera una botella con un brebaje espeso y maloliente y finalmente lo tira lejos de él. Los acusa de haber traído a su aldea una cosa reaccionaria. Pero Luo obliga a su amigo a tocar el violín. Hay que quemar ese juguete para imbéciles, dice el jefe de la aldea, pero Luo lo convence que lo que realmente su amigo está tocando es la grandiosa y conocida obra musical: Mozart piensa en el presidente Mao. Así es Luo, un reaccionario intelectual y burgués protegido por una piel de inocencia y humor. De aquel que esconde el sarcasmo más intelectual, que se niega a ser comprendido por los montañeses.
Balzac y la joven costurera china, es una hermosa historia de amor, entre Luo, incansable y devorador de todas las novelas de Balzac, que ha encontrado escondidas en una maleta y que ha robado sin sentirse ladrón, y la sastrecilla, la más hermosa mujer de Fénix del Cielo, a la cual Luo ha ofrecido reeducarla, contándole historias admirables donde la belleza de la mujer, como escribe el francés, es un tesoro que no tiene precio.
Dai Sijie casi no se ha inventado nada. Esta pequeña novela podría pasar como una lucida fabula o una crónica inspirada. Sijie fue reeducado, o por lo menos aquellos que lo pretendieron, así lo creyeron. Y producto de ese internamiento en la profundidad de la provincia, fueron germinando su pensamiento y sus cualidades.
Balzac y la joven costurera china es una obra sencilla y gloriosa. La descripción de los paisajes y el compromiso de Sijie con la verdad vivida, recrean una atmosfera que permite al lector mimetizarse con los roquedales, o las profundas charcas al pie de las cascadas, o sentir el cuerpo invadido por una ejercito de bichos mientras escuchamos, extendidos sobre las colchas, viejas e invadidas, las canciones del viejo molinero.
Se percibe desde el inicio la censura sobre la novela de Sijie. Se descubre el secreto revelado, que ha pretendido ser oculto y desprestigiado. Se confiere al lector la posibilidad de comprender la vida en un mundo cristalizado por la ignorancia y por la complicidad de un estado fundamentalista y tirano. La china de entonces regida por la omnipresencia de las tinieblas y el pavor.
Balzac y la joven costurera china – Dai Sijie
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