domingo, 1 de mayo de 2011

El elogio de la sombra

Las tinieblas son el mejor lugar donde la belleza reposa. Y cuando la sombra germina al final de un rayo de claridad todo lo bello se hace más antiguo, más contemplativo y más perfecto. Es como si ella (la belleza) mostrara debajo de su piel una superficie de secreto. Imagínenla totalmente expuesta a la luz, revelando todos sus misterios. Nosotros los occidentales nos sentiríamos deslumbrados, como saturados del brillo que llega a nuestros ojos, a nuestra alma. Pero sabríamos todo sobre ella, sus orillas soleadas, sus profundidades deshabitadas, sus hoyos sin miradas entornadas y sus pliegues llanos como una planicie que nada oculta. Por el contrario, ubiquemos a la belleza en un rincón donde habita la sombra, pero de aquellas profundas e inexorables. Perciban sus esquinas que doblan a la izquierda y a la derecha o quizás que no doblan, figuren los mil rostros entremezclados que nos miran desde hace mil años, comprendan, finalmente, que es imposible prescindir de aquella fuerza que nos atrapa en una ensoñación perpetua.
De la belleza y de las tinieblas nos habla, en este impresionante ensayo, Tanizaki. Nos describe un mundo casi extinto, con seres humanos que aman tanto las formas, que han inventado para ellas un espacio eterno donde contemplarlas por milenios. Pero ese Japón que nos relata Junichiro Tanizaki es una especie echada a la muerte. Una bestia noble que espera el último instante con su piel erizada y su sombra decidida a fijarse en el mundo. Como un lacre de leyenda. Como una cruz que siempre vera a miles hincados delante de ella.
Tanizaki para hablarnos de la sombra nos traslada al rincón más alejado de una casa japonesa, de aquellas con aleros gigantes, tan enormes que proyectan una espectralidad solidad dentro de sus habitaciones. Y nos hace viajar hasta ese espacio para mostrarnos a la mujer japonesa. De una blancura tan sobrecogedora que la percibimos como una gema que brota de la oscuridad. Nos habla del idioma, y de la comida, de los retretes y del lacado. Nos convence de que el oro brilla más en la penumbra y que esta se materializa en una infinidad de texturas cuando reposa sobra la belleza, como lo hace la luz al atravesar un prisma y disgregarse en todos los colores.
Junichiro Tanizaki es un escritor extraordinario con un entendimiento milenario de su cultura y con una sensibilidad serena e penetrante, como la de los ancianos que buscan siempre en el pasado el paraíso perdido.
Este es uno de los mejores mensajes que he leído y les aconsejo que lo busquen, como quien está dispuesto a ser testigo de un pequeño milagro. Cuando lo tengan entres sus manos revuelvan el lugar elegido hasta encontrar un buen rincón, de aquellos donde la sombra se hace cálida. Sobre una silla o un sofá cómodo y bajo una luz oscura disfruten de uno de los mejores escritos que se han creado.

El elogio de la sombra – Junichiro Tanizaki


Imprescindible

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