
De la belleza y de las tinieblas nos habla, en este impresionante ensayo, Tanizaki. Nos describe un mundo casi extinto, con seres humanos que aman tanto las formas, que han inventado para ellas un espacio eterno donde contemplarlas por milenios. Pero ese Japón que nos relata Junichiro Tanizaki es una especie echada a la muerte. Una bestia noble que espera el último instante con su piel erizada y su sombra decidida a fijarse en el mundo. Como un lacre de leyenda. Como una cruz que siempre vera a miles hincados delante de ella.
Tanizaki para hablarnos de la sombra nos traslada al rincón más alejado de una casa japonesa, de aquellas con aleros gigantes, tan enormes que proyectan una espectralidad solidad dentro de sus habitaciones. Y nos hace viajar hasta ese espacio para mostrarnos a la mujer japonesa. De una blancura tan sobrecogedora que la percibimos como una gema que brota de la oscuridad. Nos habla del idioma, y de la comida, de los retretes y del lacado. Nos convence de que el oro brilla más en la penumbra y que esta se materializa en una infinidad de texturas cuando reposa sobra la belleza, como lo hace la luz al atravesar un prisma y disgregarse en todos los colores.
Junichiro Tanizaki es un escritor extraordinario con un entendimiento milenario de su cultura y con una sensibilidad serena e penetrante, como la de los ancianos que buscan siempre en el pasado el paraíso perdido.
Este es uno de los mejores mensajes que he leído y les aconsejo que lo busquen, como quien está dispuesto a ser testigo de un pequeño milagro. Cuando lo tengan entres sus manos revuelvan el lugar elegido hasta encontrar un buen rincón, de aquellos donde la sombra se hace cálida. Sobre una silla o un sofá cómodo y bajo una luz oscura disfruten de uno de los mejores escritos que se han creado.
El elogio de la sombra – Junichiro Tanizaki

Imprescindible
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