Onofre Bouvilla llega a Barcelona
desde San Clement. Tiene trece años y ha decido hacerse rico, el hombre más
rico del mundo. Pero primero debe conseguir un empleo. El dinero que lleva
consigo solo le alcanza para pagar una semana en una pensión modesta. Por
concejo del señor Braulio, dueño de la pensión, decide buscar trabajo en el
puerto pero no consigue nada. Barcelona en el año 1886 vivía una de mayores
crisis, era pequeña, desordenada, caótica y repleta de catalanes. Cumplida la
semana y sin un centavo en el bolsillo, sin poder dormir en su última noche,
Onofre recibe la aterradora visita de Delfina, la hija del señor Braulio.
Acompañada de Belcebú, su terrorífico gato le propone distribuir los panfletos
del grupo ácrata al que pertenece. Sin salida, Onofre acepta convertirse en
propagandista anarquista y conoce así, lo que Barcelona se había empeñado en
mostrar al mundo a pesar de sus miserias, la Gran Exposición Universal.
Los obreros, albañiles,
carpinteros, operarios de la Gran Exposición Universal son su objetivo. A ellos
debe llevar las nuevas ideas anarquistas para que participen en la pronta Revolución.
Pero la revolución quedaba aún muy lejos y dándose cuenta que la única acogida
que tenía entre la gente lo convertía solo en un buen tipo, decide utilizar su
carisma a su favor y empieza a estafarlos con una loción crecepelo. Así conoce a
Castells, un sujeto enorme, que lo acompañara hasta el final de su vida.
De la estafa del crecepelo pasó a
formar una banda que robaba los objetos y equipos enviados por los distintos
países e instituciones y que constituían las muestras de los pabellones de la
Exposición Universal. Luego su banda fue asimilada por la poderosa facción de
Don Humbert Figa i Morera. Desde ella escaló hasta convertirse en el hombre más
poderoso de Barcelona. El negocio de la inmobiliaria, el tráfico de armas, la
extracción y comercialización de los diamantes, la producción de filmografías
lo convirtieron antes de la siguiente Gran Exposición Universal de 1929 en uno
de los hombres más poderosos del mundo.
Eduardo Mendoza |
Eduardo Mendoza es un magnífico,
cálido y divertido novelista español. Es un excavador literario que descubre y recupera
nuevas identidades de la crónica activa. Es un narrador insuperable que exorciza,
mediante el humor, la paradoja y la parodia, los remedos literarios y cualquier
filón posible de las decadencias del sentimentalismo escrito. Sus personajes
son caricaturescos y tan vivos que se salen de la novela para poblar nuestro
mundo cada vez que posamos la vista en las personas que nos rodean.
Por ejemplo, es difícil dejar de
ver al circunspecto señor Braulio que en las noches tropicales se viste de lentejuelas,
en el serio empresario de terno y corbata que pasa a mi lado con un rostro tan
lánguido y reprimido al mismo tiempo. U observar en aquella anciana beata que
veo todos los domingos entrando al Santísimo con el rostro compungido pero el
alma atenta al chisme y la miseria, en el semblante pesimista de la adivina
Micaela Castro.
Así es como reconocemos a los
personajes de La ciudad de los prodigios,
entre nosotros, caminando, hablando, comportándose como aquellas caricaturas
que da vida Eduardo Mendosa.
La ciudad de los prodigios es considerada una de las mejores
novelas escritas en los últimos treinta años. El anarquista, el desplazado, el
pobre, el miserable sin condición ni clase medra hasta las inalcanzables cimas
del poder y lo hace de manera brutal y feroz, sin respetos y sin piedad.
Corrompe y se corrompe, se pudre en el camino pero logra su sueño en la soledad
más gélida que puede terminar. Pero al fin de cuentas, lo consigue.
La ciudad de los prodigios –
Eduardo Mendosa
Imprescindible
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