Indispensables 2011
Salman Rushdie relata en su libro una alegoría deslumbrante. Nos narra la historia del nacimiento de una nación, la India, a través de la mirada telepática y el olfato extraterreno de Saleem Sinai. Nos hace testigos del nacimiento, de la niñez, de la adolescencia y de la adultez de un continente.
Salman Rushdie es su sueño y su sueño es una obra generosa, un paradigma literario, un drama poseído por cientos de lenguas, miles de religiones y millones de seres que evolucionan mientras se vuelven adultos.
Bolaño nos narra con naturalidad la vida de los alienados, de los comunes, de los marginales, de los que tienen sueños y los arrojan al vacío, décadas antes de morir. Nos habla de los sin piso alfombrado, de los sin techo aislante, de los sin esperanza o de aquellos que solo tienen una y no se atreven a jugársela a los dados. Nos habla de México como mexicano deseando no serlo, de Argentina desde la exuberancia del bonaerense que todo cree poder arreglar y nada arregla, de Chile como chileno luchador y decepcionado, de Perú desde la hospitalidad familiar hasta el oportunismo carroñero.
Escrita como una novela testimonio (y es mucho más que eso, es un nuevo estilo, una nueva mirada que nos permite disfrutar la genialidad como si fuera escrita por nosotros) Soldados de Salamina es una honesta postura por el reconocimiento de los héroes de todos los tiempos y de todos los campos de batalla.
No he visto hasta hoy una metáfora tan sutil y abrasadora como la nacida de la conjunción de la eficiencia, la realidad y la poesía que se desprende, como un viejo cromo de un álbum familiar, de la obra de Rulfo. Imprescindible para todos, como parte de aquella piel que te hace sentir el mundo plenamente.
Tabucchi es un escritor memorable y atemporal. Rescata al pequeño hombre porque debe ser rescatado. Nos asume como autores de una declaración justa. Nos involucra dentro de decisiones que tienen origen en la profundidad de la persona sencilla. De aquella que es capaz de hacer cosas muy grandes y gloriosas.
Javier Marías escribe una de las mejores novelas que se han podido escribir en nuestro idioma. La singularidad de la historia y el ingreso impetuoso en el mundo interno de Juan, que no ha querido saber, pero ha sabido, es impactante. El conocimiento se luce a lo largo de todo el relato. Es como si estuviera hilando una filigrana uniendo inicios y finales, doblando medios y conclusiones, recomponiendo y rasgando la trama para que, al mismo tiempo en nuestra mente, ocurra, con las ideas, los conceptos y las creaciones, lo mismo.
Tanizaki para hablarnos de la sombra nos traslada al rincón más alejado de una casa japonesa, de aquellas con aleros gigantes, tan enormes que proyectan una espectralidad solidad dentro de sus habitaciones. Nos habla del idioma, y de la comida, de los retretes y del lacado. Nos convence de que el oro brilla más en la penumbra y que esta se materializa en una infinidad de texturas cuando reposa sobra la belleza, como lo hace la luz al atravesar un prisma y disgregarse en todos los colores.
Thomas Pynchon es un escritor (si es que existe, porque hay dudas no resueltas de su clandestinidad) extraordinariamente magnético. Es como un fenómeno que la ciencia aún no puede explicar. Sus obras están cubiertas, entramadas, infiltradas, perforadas de enigmas e ideas de todos los siglos y de todos los lugares. Pareciera que escribe desde otras dimensiones, desde un cosmos alternativo. Como si pudiera comerse una manzana de cinco dimensiones mientras nos convierte en lectores bidimensionales.
Yasunari Kawabata es uno de los más grandes escritores del siglo XX. La belleza de su obra es conmovedora y universal. Es como disfrutar un recuerdo ansiado. Desde el mismo instante en que uno toma el libro entre sus manos, ya siente que debe escabullirse de lo cotidiano y el ruido, buscar un lugar apartado donde la atmosfera quiera sentarse a nuestro lado y complacerse con la lectura.
Ian McEwan, hoy, es uno de los más interesantes escritores en la literatura universal. Ha logrado no solo convertirse en un seductor de la palabra, también ha conmemorado uno de los más ansiados propósitos de la literatura, la sublime creación de la verosimilitud de la ficción. Ha logrado construir todo un mundo, con sus ciudades y jardines, a partir de la verdad de las mentiras.
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