Cuando leemos Recuerdos de un callejón sin salida nos
preguntamos porque alguien escribe cosas tan tristes. Convocar el
dolor y el desgarro, desde cualquier formato, cuesta mucho y en la mayoría de
las ocasiones las memorias, traídas desde tan lejos, se apoderan del presente,
y, no pocas veces, se convierten en una compañera hasta la muerte. Pero Banana
Yoshimoto escribe su obra preferida para darse la oportunidad de
enterrar las malas experiencias y recuperar la energía atrapada en las
fracturas de su pasado. A pesar de que no relata nada que le haya sucedido son
los cuentos más autobiográficos que ha escrito.
Descubrimos en La casa de los
fantasmas, relato con que inicia el libro, la relación entre dos
universitarios solitarios, una, enredada en los amores trágicos, y otro,
enfocado en llenar su tiempo con todo tipo de experiencias que lo alejan de sí.
Ambos contemplan, como si vieran borroso un destino remoto y común, a una
pareja de fantasmas que habitan la vieja casa en donde ambos se reúnen y ven
con una extraña tristeza que los viejos espíritus viven sus vidas como si no se
hubieran dado cuenta de su muerte, ni del par de amigos universitarios que los
observan.
En ¡Mamáaa! una editora
intoxicada por un fármaco contra la gripe descubre durante su mejoría que el
veneno aún recorre su cuerpo y que, además, ha catalizado a otro, dormido desde
su niñez.
La luz que hay dentro de las personas es un corto cuento
con una sencillez perfecta que recorre la infancia de la protagonista, del
encuentro con un niño que ve el mundo de una forma buena, hasta los días
actuales, en donde añora una reunión imposible.
Tomo-Chan es la protagonista de su felicidad. Es una chica que trabaja
en una empresa de diseño y siente que el mundo empieza a cambiar cuando el
chico que ha contemplado desde hace cinco años la invita a comer. Cualquier que
empiece a leer La felicidad de Tomo-Chan
podría comprender su desconfianza frente a los hombres, pero ella no se muestra
así, a pesar de que es una chica violada.
Finalmente Recuerdos de un
callejón sin salida cierra esta sencilla creación de la tristeza en un
grupo de relatos. El engaño y la traición nos muestran la vida de una mujer
que, mientras se aturde con su depresión, conoce a un hombre singular, el
barman de El callejón sin salida, que la saca del trance y, además, como quien
no quiere, le enseña que los recuerdos vivirán siempre con ella, los buenos y
los malos, y que cuando muera, como quien evoca el mejor lugar del mundo, así también,
ella podrá traer su mejor momento, desvaneciendo todo lo demás.
Banana Yoshimoto |
Banana Yoshimoto nos explica que la tristeza es necesaria en algunos
momentos, no para regir tu historia o crear un guión que protagonizas durante
años o décadas. Es un solvente que limpia la pena y el auto victimismo. Los
personajes de Yoshimoto miran hacia atrás desde un presente de dolor
convaleciente. Se fijan en el momento que dio comienzo a todo. Miran, como
testigos impasibles, el tiempo que ha pasado y finalmente, luego que la
nostalgia y la pena los desarma, descubren que todo está limpio. Que han
sanado.
Es por este motivo que el libro de Yoshimoto no es una pila de relatos superficiales
que muestran el melodrama, entre lágrimas y heridas, al contrario, dibujan la intimidad
de las personas con el dolor y el vacío, y de este vínculo surge la esperanza y
la oportunidad de cambiarlo todo.
Recuerdos de un callejón sin salida – Banana Yoshimoto
Tusquets editores
212 pp.
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