jueves, 24 de mayo de 2012

El poder de la Kabbalah


El poder de la Kabbalah nos habla de un conocimiento muy antiguo que busca proporcionar las herramientas, estrategias y enseñanzas para renovar la vida y alcanzar la transformación de todo aquel que anhele aprender. Es decir, dejar la vida reactiva y consolidarse en un comportamiento proactivo. Dejar de ser consecuencia para convertirse en causa. No es convertirse en un asceta y perennizarse en el destierro de la montaña, no es separarse de lo humano y deleitarse en la soledad de la contemplación. No es vivir una vida de teoría, es transitar la acción.
La Kabbalah nos explica que nuestra composición básica, nuestra esencia, la sustancia de la que estamos constituidos, nuestro núcleo, todo aquello que nos hace funcionar es el deseo. Somos deseo en movimiento. El lenguaje kabbalista se refiere al deseo como una vasija, un receptáculo vacío dispuesto a ser llenado. Y no hay actividad humana en este mundo que no se fundamente en un impulso de ser satisfecho. Todos estos objetos de deseo, desde el poder, el control, el sexo, el amor, el conocimiento, la oportunidad  hasta la felicidad irrestricta e incondicional son paquetes de satisfacción, la Kabbalah las resume en una palabra: Luz.
La luz son todas y cada una de las formas concebibles de satisfacción y placer que puede anhelar nuestra conciencia. Entonces qué se interpone en el camino hacia nuestra felicidad. Una cortina (sephiroth), en realidad diez sephiroth, que en hebreo también significa sendero. Es decir que la cortina o todas ellas dividen nuestra realidad en dos mundos: el reino del 1 por ciento y el reino del 99 por ciento.
El reino del 1 por ciento es el de las reacciones a sucesos externos, es el de la satisfacción temporal, es en el que nos definimos como víctimas de las acciones de otras personas, es el mundo en donde nuestros deseos parecen insatisfechos. La ley de Murphy gobierna, absoluta, este reino. El reino del 99 por ciento es el de la perfección y el orden, es el mundo de la proactividad, es el del conocimiento ilimitado y la felicidad imperecedera.
¿Pero quién ha dispuestos de estas cortinas que obstruyen la luz y nos hacen vivir en la opacidad de nuestra realidad?
Los Kabbalistas nos hablan del oponente, el adversario, que en arameo se denomina Shaitan. Derivado luego en Satán. No el mítico y supervalorado de los cuentos religiosos. Este oponente no se presenta como una entidad externa con formas demoniacas e inflado por nuestro horror e ignorancia. El adversario esta en nosotros y es aquel que despliega las cortinas y que evita que las retiremos. Es la frustración, nuestra ira, nuestro pesimismo, nuestra condición de fracaso constante, aquel que nos dice que no hay nada mejor como vivir en el reino del 1 por ciento.
Los kabbalistas dicen que hay que resistirse al oponente. Es decir, ser causa, ser creador, compartir. En lugar de reaccionar, ser proactivo.
Yehudá Berg es un Kabbalista postmoderno que ha mostrado este gran conocimiento a todo el mundo y se ha valido de la tecnología del siglo XXI para exponer lo que durante miles de años ha estado oculto o solo visible a un grupo privilegiado de personas. El poder de la Kabbalah es un libro que resume de manera muy didáctica e instructiva el pensamiento Kabbalista y nos permite comprender, o empezar a hacerlo, información única y significativa con un mensaje simple y profundo. Ser creador y causa de todo lo que ocurre en nuestra realidad que tiene como propósito la satisfacción imperecedera del amor incondicional.

El poder de la Kabbalah – Yedudá Berg