lunes, 8 de julio de 2013

Recuerdos de un callejón sin salida

Banana Yoshimoto, Literatura japonesa
Cuando leemos Recuerdos de un callejón sin salida nos preguntamos porque alguien escribe cosas tan tristes. Convocar el dolor y el desgarro, desde cualquier formato, cuesta mucho y en la mayoría de las ocasiones las memorias, traídas desde tan lejos, se apoderan del presente, y, no pocas veces, se convierten en una compañera hasta la muerte. Pero Banana Yoshimoto escribe su obra preferida para darse la oportunidad de enterrar las malas experiencias y recuperar la energía atrapada en las fracturas de su pasado. A pesar de que no relata nada que le haya sucedido son los cuentos más autobiográficos que ha escrito.
Descubrimos en La casa de los fantasmas, relato con que inicia el libro, la relación entre dos universitarios solitarios, una, enredada en los amores trágicos, y otro, enfocado en llenar su tiempo con todo tipo de experiencias que lo alejan de sí. Ambos contemplan, como si vieran borroso un destino remoto y común, a una pareja de fantasmas que habitan la vieja casa en donde ambos se reúnen y ven con una extraña tristeza que los viejos espíritus viven sus vidas como si no se hubieran dado cuenta de su muerte, ni del par de amigos universitarios que los observan.
En ¡Mamáaa! una editora intoxicada por un fármaco contra la gripe descubre durante su mejoría que el veneno aún recorre su cuerpo y que, además, ha catalizado a otro, dormido desde su niñez.
La luz que hay dentro de las personas es un corto cuento con una sencillez perfecta que recorre la infancia de la protagonista, del encuentro con un niño que ve el mundo de una forma buena, hasta los días actuales, en donde añora una reunión imposible.
Tomo-Chan es la protagonista de su felicidad. Es una chica que trabaja en una empresa de diseño y siente que el mundo empieza a cambiar cuando el chico que ha contemplado desde hace cinco años la invita a comer. Cualquier que empiece a leer La felicidad de Tomo-Chan podría comprender su desconfianza frente a los hombres, pero ella no se muestra así, a pesar de que es una chica violada.
Finalmente Recuerdos de un callejón sin salida cierra esta sencilla creación de la tristeza en un grupo de relatos. El engaño y la traición nos muestran la vida de una mujer que, mientras se aturde con su depresión, conoce a un hombre singular, el barman de El callejón sin salida, que la saca del trance y, además, como quien no quiere, le enseña que los recuerdos vivirán siempre con ella, los buenos y los malos, y que cuando muera, como quien evoca el mejor lugar del mundo, así también, ella podrá traer su mejor momento, desvaneciendo todo lo demás.
Literatura japonesa
Banana Yoshimoto
Banana Yoshimoto nos explica que la tristeza es necesaria en algunos momentos, no para regir tu historia o crear un guión que protagonizas durante años o décadas. Es un solvente que limpia la pena y el auto victimismo. Los personajes de Yoshimoto miran hacia atrás desde un presente de dolor convaleciente. Se fijan en el momento que dio comienzo a todo. Miran, como testigos impasibles, el tiempo que ha pasado y finalmente, luego que la nostalgia y la pena los desarma, descubren que todo está limpio. Que han sanado.
Es por este motivo que el libro de Yoshimoto no es una pila de relatos superficiales que muestran el melodrama, entre lágrimas y heridas, al contrario, dibujan la intimidad de las personas con el dolor y el vacío, y de este vínculo surge la esperanza y la oportunidad de cambiarlo todo.

Recuerdos de un callejón sin salida – Banana Yoshimoto
Tusquets editores
212 pp.


Recomendable

domingo, 30 de septiembre de 2012

El color de la magia


Imaginen a la Gran Tortuga A´Tuin recorriendo el universo. Cruzando los océanos plagados de cúmulos de pulsares y quásares, saboreando el polvo estelar mientras se dirige a su destino, él que no conoce, en una incansable marcha hacía los mares de la copula y la eternidad. Sobre ella en una inmortal tertulia están Berilia, Tubul, Gran T´Phon y Jerakeen, los cuatro elefantes gigantes que sobre sus hombres soportan al Mundo Disco. Un lugar de pesos y contrapesos, un escenario de juego de dioses, un mundo cuyas aguas resbalan en cascadas efímeras desde sus bordes y se llenan sin saber cómo. Ni los astrozoólogos del reino de Krull han podido desentrañar los misterio del disco, ni de que hablan los elefantes y mucho menos el sexo de la Gran Tortuga, a pesar que se descuelgan desde le filo con grandes grúas, cuya construcción toma generaciones. Pero el misterio que la ciencia y la tecnología no puede escrudiñar es develado por la religión en una teoría siniestra y precursora que denominan, La teoría del Big Bang. Y hace mención al sexo como la fuerza originaria del universo. La copula de las Grandes Tortugas como el método de las estrellas.
La Gran Tortuga A´tuin cargando el Mundo Disco
En este mundo en forma de disco existe una ciudad, la más antigua, Ankh-Morpork. En realidad formada por dos ciudades, la orgullosa Ankh y la pestilente Morpork. Esta historia nace en ella y tiene como protagonistas a  Rincewind, un mago en cuyo cuello cuelga el octágono de bronce que lo señala como alumno de la Universidad invisible, cuyo campus trasciende el aquí y el allá. Pero es en realidad un ex alumno, castigado por grave desobediencia y expulsado habiendo aprendido solo un hechizo que oculta en lo más alejado de su mente y que no conoce. El otro protagonista es Dosflores, súbdito del imperio de Ágata, ubicado en el continente contrapeso, y que ha llegado a esta ciudad para pagar por las mejores historia y las más grandiosas aventuras, un turista ingenuo y con mucha suerte.
Dosflores le muestra a Ricewind otro tipo de magia. Una magia extraña que transforma el oro en cobre, al tiempo que sigue siendo oro; enriquece a los hombres destruyendo sus propiedades; permite que el débil camine sin temor entre ladrones, y traspase las puertas más fuertes para apoderarse de los tesoros más protegidos. Una magia llamada Sonido-reflejado-de-espíritus-subterráneos o economía.
Así que Ricewind, como un guía turístico, lleva a Dosflores, siempre acompañado por un cofre con patas muy celoso y ansioso, a recorrer buena parte de los reinos del filo del disco. Y deseando encontrarse lo menos posible con héroes, aventuras y magia consigue todo lo contrario, a gusto de Dosflores.
Terry Pratchett
Terry Pratchett es un escritor británico de extraordinario estilo. Simulando con humor e ironía, la ciencia, la tecnología, la religión, el arte, lo esotérico y el mundo, construye una realidad exquisitamente atractiva y única. Insufla de creatividad el mundo fantástico. Amplia los límites de la imaginación haciéndonos reír y pensar.
En El color de la magia, primera novela de la saga de Mundo Disco que contiene más de cincuenta novelas y relatos cortos, Pratchett da comienzo y forma a una realidad que convierte los mitos en ciencia y la innovación en religión. Las leyes las transforma en excepciones y la casualidad en normas. Dibuja montañas invertidas, en cuyas altitudes reposa la base del monte, que pende desde el suelo por la punta de la colina. Caricaturiza héroes pulposos con cabezas enanas. Cascadas que suben. Magos que no hechizan y cámaras fotográficas cuyo interior amueblado sirve de taller pictórico a un duende artista.
El color de la magia es el mejor origen de una adicción. Una novela veloz, convulsiva y seductora. Los que estén preparados para enfrentar una saga deslumbrante y fuera de los cánones de la imaginación sencilla, bienvenidos. Los demás evítenla.

El color de la magia – Terry Pratchett


Muy recomendable 

domingo, 26 de agosto de 2012

En el nombre de la madre


Miriam recibe la visita de un espíritu que le anuncia que va ser madre. Un viento en forma de hombre que la saluda en su casa. Ella apenas se da cuenta que es un ángel cuando ya se ha ido. Percibe el don que le ha revelado y la ausencia que ha dejado. Horas después y en el mismo momento que Miriam le cuenta a Iosef que está embarazada, imagina las consecuencias legales de la noticia: una promesa rota antes del matrimonio. Iosef la mira sin reproche y le pide que recuerde todo. El necesita las palabras más que nunca, para referirlas, para defender a su amada. Observa que la situación es muy complicada. Si las circunstancias se hubieran dado en el campo, ella no estaría baja la amenaza de un empedramiento feroz debido a que todos hubieran entendido que en la soledad de las afueras no podía clamar por ayuda. Pero de ocurrir en la ciudad y no pedir ayuda el escenario se complicaba. Ella debió anunciar el crimen para que los vecinos acudieran a testiguar la humillación. Se detuvo por un instante. Regreso sobre sus palabras y desesperadas intenciones por salvarla y, como un golpe seco y contundente que te hace mirar el mundo desde una perspectiva oculta, le creyó. Absolutamente. Miriam vio el rostro de Iosef y se llenó de ternura y gratitud. Se sintió entendida, tan libre de la sospecha injusta.
“Iosef es un ingenuo”. “Iosef no es un hombre”. “Iosef ha infringido la ley. No ha recurrido a las leyes de los celos”. “No está celoso, se la queda así, llena de otro”. Las personas y las autoridades de la ciudad despreciaban e insultaban a Iosef. Lo someten al desprecio más brutal, pero no pueden hacer absolutamente nada contra él y su familia. Aquel rostro ahuyenta a todos y los arrincona hacía el susurro y el rumor. Nadie lo enfrenta, el desprecio repta tratando de convertirse en sombra, lejos de su mirada. Miriam siente como Iosef se deja lapidar en su lugar y ella quiere estar a su lado y besarle las manos.
“Mirad que aires de santurrona”. “Ya me gustaría ver a quien se parece ese bastardo que lleva en la tripa”. “¿Qué patraña ha contado? ¿Algo del Salvador, hijo del ángel? ¿Os imagináis qué risa si sale niña?” Decían, a escondidas, las mujeres de Nazaret mientras le miraban la tripa. Deseando su desgracia.
Miriam y Iosef están juntos. Viajan a Belén. Él la toma de la mano, aquella que pudo haberla acusado, aquella que pudo haber sido la primera en alzarse para lapidarla por adultera. Ahora la de ella por fin descansa dentro de la de él. Y mientras viajan juntos y amados, el niño que crece dentro de ella empieza a quererla y ella a adorarlo. Le habla del sol y como, protegido por el agua de su regazo, él puedo contemplarlo. Le cuenta de la noche y como esta está llena de una multitud de madres iluminadas que se llaman estrellas y que de todas ellas, solo ella es para él. El niño llena sus pensamientos, respira por ella, huele el mundo a través de ella.   
Erri de Luca
Erri de Luca es un escritor italiano con una sensibilidad atenta. Una capacidad de internarse en el núcleo del sentimiento y dotar con las palabras una obra que acaricia nuestra lectura. Su novela es un punto de convergencia que sintoniza las palabras que resuenan melodiosas en nuestra mente con los pulsos de nuestro corazón. Su historia esta vestida de algo parecido al amor a primera vista. Recorremos la trama sin detenernos. Nos separamos de nuestro mundo, no para aislarnos y huir, sino para comprender otra realidad, menos arrebatada y más incondicional.
En el nombre de la madre es una novela corta de una reverberación generosa. Se desprende de inmediato del melodrama y redefine la ternura en la lectura. Nos halaga mientras la leemos. Es un ser que da cuenta de su creación. Nos convoca desde la conmoción, por eso sus justas palabras, las mínimas imprescindibles. Es solaz y armoniosa. Nos pregunta qué haríamos en el nombre de la madre. Si procederíamos como Iosef, que sonreía y sabia decirle si a Miriam y no al resto del mundo. Esta obra de De Luca es una delicadeza de la literatura contemporánea que no pueden perderse.

En el nombre de la madre – Erri de Luca


Imprescindible


miércoles, 15 de agosto de 2012

El tiempo entre los dientes


El tiempo entre los dientes es un libro que nos habla sobre la entereza más allá de la resistencia. De una vida que transita por el dolor y la felicidad. Que es oscurecida por las lágrimas y encendida por las sonrisas. Una historia plena de pruebas difícil y logros maravillosos. Es un testimonio de una vida de lucha, de caídas, de amor, de dolor, de esperanza, de inquietud, y de conquista. Pero aún más, de la fuerza de los vínculos, de los lazos entre las madres y las hijas, entre los hermanos, entre los padres y los abuelos, entre los esposos.
Carla See nos relata de forma sencilla, familiar y ágil su historia. Desde su infancia mirando el mundo a través de los ojos de Jean Paul, su hermano, al cual, por un riñón, todo su amor y el desprendimiento más inolvidable, está más unida que nunca. Inolvidables anécdotas que no nos permiten prevenir la primera vez que el mundo se le vino abajo cuando sus padres les anunciaron su divorcio. Nos habla, como si estuviéramos tomándonos un café y con mucha intimidad, de su madre, que es capaz de convertir cualquier situación en una fiesta, siempre con aquel toque personal que tiene y que le enseñó a nunca dejar de apostar por lo que uno quiere. Como frente a la imposibilidad de salir embarazada que solucionaron con un amor que va más allá de lo heroico y en donde Jenny, su madre, gestó durante nueve meses a la hija de su hija, Daniela. También nos presenta a Luis Eduardo, su esposo, que nunca permitió que los venciera la pena y el miedo. Y a Pavel su padre, digno representante de aquellos hombres que nunca perdieron la garra y las ganas de vivir y que han transmitido aquellas virtudes a sus descendientes.
Carla también nos cuenta sobre su abuelo y las ganas de reencontrase con su familia sobreviviendo a los infiernos de Terezín y Auschwitz. Y finalmente, nos habla de Daniela y aquella lección que con mucha creatividad le muestra y que es la médula de su historia: “la fuerza interior y la mente positiva son tan importantes como el hacernos cargo de nosotros mismos, ya que no sirve de nada ir por el mundo culpando a los demás, cuando somos solo nosotros los que nos encontramos en control de nuestras propias vidas”.
El ser humano es un poso de deseos insondables. Su mente bulle de propósito y de imaginación. Pero como para que las cosas sean un poco más interesantes construyen una barrera que separa el pensamiento de la intención. Y para garantizar, aún más, lo infranqueable lo cementan de victimismo y subestimación. Así, pudiendo hacer realidad todo lo que deseamos, nos negamos a creer que podemos y para ello nos inventamos las limitaciones con más sinsentido que imaginamos. Así transcurre generalmente nuestra vida, sin dinero, sin amor, sin poder, con problemas y con mucho drama. Aquel que nos hace sufrir por años y al cual nos hacemos adictos.
Si tenemos claro que lo que digo es una característica muy común que nos une como seres humanos, ahora nos es fácil definir a los héroes o, en este caso, a las heroínas. Y es que creo que los héroes son aquellos seres humanos que viven con la mayor naturalidad posible el tiempo entre los dientes. Con fuerza, con tenacidad, con esperanza, con intención y acción.
A pesar que he tratado de ser lo más medido posible, no he podido dejar de ser tan elogioso con el libro. Entenderán al terminar de leerlo que hemos tenido la suerte de conocer en esta vida a Carla See y aún más suerte de haber sido tocados por aquel rose de entereza que va más allá de la resistencia.


El tiempo entre los dientes



El tiempo entre los dientes - Carla See

Imprescindible


sábado, 4 de agosto de 2012

El hielo


Gorobovetz, Uránov y Rutman toman a los dos hombres que han secuestrado y los atan en dos columnas de cemento que soportan el techo de un almacén oscuro y abandonado en las afueras de Moscú, cerca de las doce de la noche. Les arrancan las camisas y exponen sus fríos y pálidos pechos. Sus bocas están silenciadas por gruesas mordazas y sus miradas están tan abiertas que parecen salirse de sus cuencas. Los cinco, secuestradores y víctimas, son rubios y tienen los ojos azules.
Uránov se coloca los guantes y toma entre sus manos un artefacto que tiene la apariencia de un martillo de mango de madera y cabeza de hielo. Lo ha tomado de dentro de un cofre lleno de escarcha que Rutman ha extraído del auto y ha depositado sobre el suelo. Lo levanta sobre su cabeza y lo estrella con todas sus fuerzas sobre el pecho del primer hombre. Los ojos azules de la víctima se desorbitan y pasa lo mismo martillazo tras martillazo hasta que dejan de hincharse. Mientras Uránov se afana en el ejercicio, Gorobovetz tiene pegado su oído al pecho del torturado, escucha muy concentrado, en un momento le habla a algo oculto en el interior: “¡responde!, ¡responde!”. “Esta vacío”, dice decepcionado luego que el último martillazo a destrozado por completo el pecho del muerto. Gira a su derecha y fija sus ojos esperanzados en el segundo hombre que ha visto la masacre y convulsiona de miedo. “Tranquilo hijo” le dice Gorobovetz antes de ordenarle a Uránov estrellar el martillo en el segundo pecho con la esperanza de no encontrar a su décima séptima oquedad, es decir, con el anhelo de descubrir a un hermano cuyo corazón responda.
Vladimir Sorokin
Vladimir Sorokin es un escritor ruso disonante, provocador y atrevido. Le asfixia las convenciones y no tolera la medianía y la levedad, especialmente de la Rusia de donde procede. Las palabras son exactas en su discurso y en su narración gélida, ha enmudecido el ruido. Como si hubiera cubierto de una capa gruesa de hielo la estructura de la novela y sobre ella o desde dentro de ella se deslizara sin restricción la trama violenta y pura. En ocasiones uno anticipa el vértigo que se precipita desde la historia justo a tiempo como para contemplarlo como testigo y no protagonista, como si uno se librara de un cubo lleno de hielo que cae a sus pies.
El hielo es una novela extraordinaria que hay que leerla también a contraluz. Es como si mostrara, con una luminosidad dirigida desde un ángulo distinto, una trama diferente. Debajo de la historia que muestra a una banda de asesinos, critica, descaradamente, la historia de la Rusia de los últimos cincuenta años: la respuesta acobardada del pueblo ruso y sus comisarios frente a invasión Nazi, la insensibilidad ante la miseria de la postguerra por parte de los autócratas imperecederos, la corrupción y las luchas de poder durante la stalincracia y sus errantes purgas posteriores, hasta la Rusia actual donde la prostitución, la juventud narcotizada, el contrabando ampuloso, el imperio del sicariato y la putrefacción los comercios ilegales conviven en una país dolarizado cada vez menos blanco y más obsceno.
Una de las características más notables de El hielo es la multiplicidad de lecturas que uno puede rescatar, entre ellas una de las que más llama la atención es como a través de una narración tan exacta y fría, el lector puede acercarse a entender la crueldad latente del victimario, el vacío gélido de aquella mirada que descansa sobre otro hombre al que le ha retirado toda cualidad de humanidad. Por eso le es menos difícil al lector comprender la irracional visión de subnormalidad que los nazis dirigían a los rusos y que ocasionó veinte millones de muertos o la visión exenta de sensibilidad que estos mismos depositaron sobre los judíos, a los cuales cosificaron y para los cuales inventaron la más brutal y feroz industria de exterminio que jamás alguna cultura humana se ha atrevido a planear, o, también acercarse a diferenciar la sanguinaria dedicación de los japoneses de Hirohito por definir a los hombres, mujeres y niños chinos con el nombre de Maruto, dándoles aquella cualidad que tienen los pedazos de madera por los cuales no se siente nada al estrellarlos contra el suelo, desangrarlos en canal y despedazarlos. Nunca podremos asimilar la brutalidad del verdugo, pero Sorokin nos acerca un poco a un entendimiento perverso y a la compresión sobre la facilidad que tiene el victimario para levantar el martillo asesino y asestar el golpe frio que siempre acompaña a la muerte.

El hielo – Vladimir Sorokin


Muy recomendable

miércoles, 4 de julio de 2012

El inquilino


Ricardo Rota es un profesor de filología en una universidad de prestigio. Todos los días se obliga a salir muy temprano a correr una hora por el vecindario. Un mañana al salir, esta está vacía como siempre, la nota oculta por una extraña niebla blanca y luminosa que parece apoderarse de todas las formas. Luego de regresar a la casa por unos lentes que había olvidado, decide hacer el recorrido inverso y descubre una realidad nueva como si por un sortilegio la bruma se hubiera despejado y las personas se hubieran animado a poblar el día. Justo antes de terminar su circuito anti horario un pequeño trecho oculta un desnivel que lo hace perder el equilibrio y doblarse el tobillo.
Retorna a su departamento con dificultad y antes de entrar al edificio la casera le presenta al nuevo inquilino, el doctor Daniel Berkovickz. Desde aquel momento la vida a la que tan seguro se  ha atado empieza a echarse a perder. Su novia no contesta sus llamadas y cuando a las últimas se siente obligada a hacerlo se muestra fría y aburrida. En la universidad le han reducido su responsabilidad académica en detrimento de sus finanzas. El hecho de solo haber escrito un artículo en los últimos tres años se torna el motivo de su casi inmediata recisión de contrato. Sus amigos parecen haber sido subyugados por la personalidad de Berkovickz, que es además de su vecino de piso, el nuevo docente del departamento de lenguas, reclutado por su jefe con inalcanzables honores y referencias. Todo esto lo hace pensar que su vida ha cambiado dramáticamente, como si un huracán hubiera pasado por su lado llevándose todo.
Javier Cercas
Javier Cercas es un escritor brillante y practicante de lo simple y directo. Su prosa empieza en un punto quieto, casi inerte, que luego se desgreña de intriga en intriga consolidando una trama imprevisible e impetuosa que pugna por avasallar la curiosidad y el gusto del lector. Convierte lo cotidiano y la vida espontánea de sus protagonistas en un momento de significado, un instante que decididamente originará una mudanza interior, una conversión del entorno como si nos implantaran un lente coloreado de azul delante de nuestra mirada y desde entonces las cosas del mundo tuvieran una cualidad distintamente perfecta.
El inquilino es un ejercicio extraordinario de agudeza literaria vibrante. Reta nuestros espacios comunes, construye una historia imprevisible a partir de un suceso diario, segmentando la realidad y mostrándonos una imagen opuesta a través del espejo. Cercas aprovecha esta circunstancia para tejer entre los pasos que da el protagonista, sus miedos e impulsos, sus frenos y pesadillas.
Esta segunda novela de Javier Cercas está alejada de la famosa Soldados de Salamina por doce años. Es iniciática y aun no aborda la novela-ensayo que se verá luego. Pero como lectores ansiosos acostumbrados al desafío y a la verosimilitud de la mentira, no nos decepciona esta peculiar forma de diversión y atrevimiento.

El inquilino – Javier Cercas


Recomendable

sábado, 30 de junio de 2012

La ciudad de los prodigios


Onofre Bouvilla llega a Barcelona desde San Clement. Tiene trece años y ha decido hacerse rico, el hombre más rico del mundo. Pero primero debe conseguir un empleo. El dinero que lleva consigo solo le alcanza para pagar una semana en una pensión modesta. Por concejo del señor Braulio, dueño de la pensión, decide buscar trabajo en el puerto pero no consigue nada. Barcelona en el año 1886 vivía una de mayores crisis, era pequeña, desordenada, caótica y repleta de catalanes. Cumplida la semana y sin un centavo en el bolsillo, sin poder dormir en su última noche, Onofre recibe la aterradora visita de Delfina, la hija del señor Braulio. Acompañada de Belcebú, su terrorífico gato le propone distribuir los panfletos del grupo ácrata al que pertenece. Sin salida, Onofre acepta convertirse en propagandista anarquista y conoce así, lo que Barcelona se había empeñado en mostrar al mundo a pesar de sus miserias, la Gran Exposición Universal.
Los obreros, albañiles, carpinteros, operarios de la Gran Exposición Universal son su objetivo. A ellos debe llevar las nuevas ideas anarquistas para que participen en la pronta Revolución. Pero la revolución quedaba aún muy lejos y dándose cuenta que la única acogida que tenía entre la gente lo convertía solo en un buen tipo, decide utilizar su carisma a su favor y empieza a estafarlos con una loción crecepelo. Así conoce a Castells, un sujeto enorme, que lo acompañara hasta el final de su vida.
De la estafa del crecepelo pasó a formar una banda que robaba los objetos y equipos enviados por los distintos países e instituciones y que constituían las muestras de los pabellones de la Exposición Universal. Luego su banda fue asimilada por la poderosa facción de Don Humbert Figa i Morera. Desde ella escaló hasta convertirse en el hombre más poderoso de Barcelona. El negocio de la inmobiliaria, el tráfico de armas, la extracción y comercialización de los diamantes, la producción de filmografías lo convirtieron antes de la siguiente Gran Exposición Universal de 1929 en uno de los hombres más poderosos del mundo.
Eduardo Mendoza
Eduardo Mendoza es un magnífico, cálido y divertido novelista español. Es un excavador literario que descubre y recupera nuevas identidades de la crónica activa. Es un narrador insuperable que exorciza, mediante el humor, la paradoja y la parodia, los remedos literarios y cualquier filón posible de las decadencias del sentimentalismo escrito. Sus personajes son caricaturescos y tan vivos que se salen de la novela para poblar nuestro mundo cada vez que posamos la vista en las personas que nos rodean.
Por ejemplo, es difícil dejar de ver al circunspecto señor Braulio que en las noches tropicales se viste de lentejuelas, en el serio empresario de terno y corbata que pasa a mi lado con un rostro tan lánguido y reprimido al mismo tiempo. U observar en aquella anciana beata que veo todos los domingos entrando al Santísimo con el rostro compungido pero el alma atenta al chisme y la miseria, en el semblante pesimista de la adivina Micaela Castro.
Así es como reconocemos a los personajes de La ciudad de los prodigios, entre nosotros, caminando, hablando, comportándose como aquellas caricaturas que da vida Eduardo Mendosa. 
La ciudad de los prodigios es considerada una de las mejores novelas escritas en los últimos treinta años. El anarquista, el desplazado, el pobre, el miserable sin condición ni clase medra hasta las inalcanzables cimas del poder y lo hace de manera brutal y feroz, sin respetos y sin piedad. Corrompe y se corrompe, se pudre en el camino pero logra su sueño en la soledad más gélida que puede terminar. Pero al fin de cuentas, lo consigue. 

La ciudad de los prodigios – Eduardo Mendosa


Imprescindible