miércoles, 14 de diciembre de 2011

Me voy


Félix Ferrer es un artista en decadencia y se ha visto provocado a convertirse en un galerista. Tasa a los nuevos talentos, moderniza a los rancios y doma a los populares. Y mientras entiende cada vez más este movimiento descubre que el arte, junto con él, declina hasta convertirse en un objeto coleccionable o intercambiable.
Un domingo como otros decide mirar a los ojos a Suzanne que los tiene enterrados en el piso del departamento, tomar sus llaves, abrocharse el abrigo y marcharse. Ferrer se va. Esta actitud se ha convertido en la constante de este galerista. Y mientras hace estas mudanzas en su vida recibe la misteriosa propuesta de su secretario: desvalijar el Nechilik.
El Nechilik es un barco de transporte que está atrapado entre los hielos del ártico. Cincuenta años esperando a sus saqueadores. Ferrer ha descubierto que si ha de tener éxito debe moverse a favor de la corriente y ya es un experto en reconocer el sentido de esta. Si la actualidad privilegia el arte folclórico o étnico, asaltar el Nechilik con anuencia de las autoridades y rescatar el arte ballenero, no solo le permitirá mostrar al mundo la belleza escondida, sino llenarse de dinero y prestigio y dejar de moverse por un buen tiempo.
Jean Echenoz es un escritor moderno que plasma su mirada cotidiana en historias solas y animadas. Pero su interés profundo es descubrir la naturaleza humana postmoderna, exponer al animal en que ha variado el hombre. Otra de sus peculiaridades es lo que hace con sus personajes. Estos visitan las orillas de los abismos, pero no en un estado de frustración y depresión, al contrario, parecen curiosos y exploradores.
Me voy  es una novela que narra los movimientos de un ser humano dentro de una sociedad inerte. El conflicto de un hombre que deja de lado la conciencia de su existencia para pertenecer a algo cristalizado, detenido en la época y en el punto. Como si hubiera caído en una trampa de sueños, que al despertar de uno ingresa a otro hasta perder la noción de la realidad y sin embargo, Ferrer en lugar de perder la cordura, solo, se va.
Echenoz confecciona esta obra como si estuviera urdiendo un telar y el lector, como el protagonista, cae en una trampa de adicción que lo libera al final, pero le deja una sensación extraña, algo así como lo sentido por aquellos secuestrados que simpatizan con el secuestrador.
Para aquellos que quieren descubrir un poco más de trama en un buen libro, el espectáculo está servido, porque entre la intima construcción de esta historia podrán ver estilos y modos literarios inéditos que les permitirán un segundo gozo.

Me voy – Jean Echenoz

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