miércoles, 4 de enero de 2012

El sueño del celta

Roger Casement llegó al Congo acompañando las expediciones gestadas por la ambición de Leopoldo II, Rey de Bélgica. El idilio inicial, del que dejaba contagiarse, empezó a transfigurarse y el civismo de la misión mostró sus primeras desproporciones. Las fisuras, antes maquilladas por un afán de llevar el desarrollo a los rincones más necesitados, crecieron a tamaños absolutos mostrándole lo que el hombre Europeo había hecho del Congo. La tortura, la mutilación, la violación y la aniquilación de todo un pueblo impulsado por aquella actitud exclusiva del hombre civilizado: la codicia. Toneladas de caucho salían ensangrentadas a través de los puertos africanos, miles de congoleses desaparecían o perdían dedos, manos y falos.
Veinte años después y debido a la gran importancia alcanzada por el informe escrito a partir del genocidio congolés, le es encomendada otra investigación de similares características. Esta vez en la amazonia peruana. Casement, junto a una comisión de investigación, se interna en la selva y descubre el horror. El exterminio de tribus, la dedicación exacerbada por la amputación y el castigo, la crueldad redefinida y extendida a un grupo de seres humanos que en menos de veinte años dejaron de ser cien mil para convertirse en una masa degenerada, dispersa y idiotizada de apenas tres mil miembros. Cientos de mujeres y niños Huitotos, Boras, Minanes, Ocainas, Nonuyas, Andoques y Resígaros sometidos a infinidad de vejámenes, tiranizados, violados, torturados mientras los esposos y los padres exprimían el látex de los árboles de caucho.
A lo largo de la vida que decidió vivir, Roger Casement fue descubriendo que la búsqueda de justicia lo había llevado a continentes lejanos, lo había expuesto a las más grandes crueldades y le había permitido participar en sus resoluciones. En sus últimos años descubrió aquella lucha que sería la última y la más importante: la libertad de Irlanda, su nación.  
Mario Vargas Llosa es un escritor prodigioso. Construye mundos completos, tramas logrados, personajes inigualables y vivos. En donde cualquiera apenas respira el aroma de una aventura, MVLL sueña con una verdad ilimitada, con una humanidad alterna y con un tiempo que fluye sin restricción, como si fuéramos testigos del caudal irrestricto de un rio sin origen y sin fin.
Los escritores innovamos las realidades, a veces materializamos pensamientos redondos y disfrutamos de aquella perfección. MVLL es uno de los escritores más eficientes en la creación de realidades convincentes. El poder de persuasión que rodea, interna y proyecta sus novelas genera un campo magnético que acomoda todas las piezas de su maquinaria y nos permite disfrutar de aquellas realidades que deseamos, aquellas alternas a la historia que preferimos hacer nuestras.
El sueño del celta es una obra grandiosa. Es una construcción total que respira sola. Es como un ser viviente que se muestra completo y vigoroso. Nadie pregunta cómo funciona, de que está formado, si hay carne y fluido o tuercas y aceite en su interior. Su creador lo ha inventado para que nosotros solo lo contemplemos y no nos preguntemos sobre el misterio de su creación.

El sueño del celta – Mario Vargas Llosa

Imprescindible

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