Cuando llega a Aucayacu Durante García cambia por completo
el rostro de la violencia. Como un cristo es recibido por algunos con fervor y
otros con horror, es que Durante no es un cristo normal, es de aquellos que en
lugar de salvar violan. Así inicia, Richard Parra, su libro de relatos Contemplación del abismo.
Continúa con La jaula
en donde un par de chinchillas encerradas en una jaula experimentan la soledad,
la autodestrucción, el vacío y la vejación de su entorno, del entorno humano.
Ellas se preguntaran sino tienen más suerte encerradas que liberadas en aquel
mundo de civilización.
En La navidad de la
niña nos preguntamos ¿Qué tienen en común unos muñecos de cera derretidos,
una cabeza momificada de mono adornando un collar de fantasía, una cometa, el
mar y la navidad? A Susana, a Pedro y el borde de su casa que se agarra con
todas sus fuerzas al filo de un acantilado arriba del rio Rímac.
El centro del libro, en todo sentido, es este relato: Contemplación del abismo. Aquí, Parra
crea un juego de espacios y tiempos, en donde lo narrado se convierte en un
elemento perturbador y adictivo. Este cuento nos sumerge en la vida de Tomas.
De él decían que el diablo lo protegía y que a pesar de los esfuerzos del cura abusador
no había agua por más bendita que fuera que lo bautizara. Pasados los años
Tomas se hizo terruco y un buen día el capitán James decidió demostrarles a
todos que el diablo se había olvidado de su hijo, así que se le ocurrió delante
del pueblo pasarle el cuchillo por el cuello.
En De regreso a Roma
descubrimos que para Mariana es normal que todos los niños jueguen con el sexo
y aún más normal que hermanos y primos, y quizás tíos y padres, y hasta madres,
lo hagan. Porque todo eso del incesto son
cosas que pasan y que quedan en el pasado, en aquella niñez que todos olvidan.
En Un visitante, Velasco
regresa muchos años después a Vichay. Regresa a un pueblo en donde los Bernal
ya no están. Donde los señores huyeron llevándose sus abusos, torturas,
violaciones y muertos. Por encima de la costra de violencia donde la
resignación deambula el pretende desenterrar a su hermana y la historia de su
infamia.
Entierro de una madre
es un cuento que nos habla sobre los sucesos tras la muerte de una madre, y de
cómo dos hermanos se reparten la pobreza dejada por ella. Entre las escasas
cosas que deja descubren un diario. Un testimonio de subidas y caídas, de
oscuridades y revelaciones. Fragmentos blasfemos de la vida de los hijos desde
los ojos de la muerta.
Casi al final del libro, precipitándose sobre el abismo que
ya contemplo y arrojándonos sin contemplación, Richard Parra, trasgrede aún más
los formatos y nos obliga a redefinir, desde nuestra memoria colectiva, la
violencia como un ser cíclico y eterno. En
La muerte del Liquichiri nos describe los sucesos en un pueblo minero y desde
que en este las personas enferman y mueren se ha empezado a creer que ronda un
Liquichiri, un recolector de grasa humana. La mirada de todos incide sobre
aquellos personajes malditos del pasado y sobre ellos se precipita su
sentencia.
El estadio es la
conclusión indestructible y absoluta de esta obra. Es como una colección de lo
anterior, como el prólogo de una sinfonía en donde los sonidos y elementos de
la obra se presentan, pero en esta ocasión como para que quede sonando para
siempre, o por lo menos para dejarnos el sabor crónico durante nuestros
próximos días, se despide monumental. Este relato nos permite conocer el origen
y la piel de Crematorio, una reunión de sobrevivientes y tránsfugas, de música
e hinchas. Somos conscientes de lo lejos que estamos de la intimidad de las
barras bravas, pero el roce es suficiente para percibir la violencia inefable y
su progresión que nos deja sin palabras.
Richard Parra es un escritor soberbio, un creador de una ficción
a la que nos resistimos. Y nos resistimos porque nos muestra un reflejo aún más
nítido que la realidad que vivimos. Sus relatos persuaden de tal manera que nos
hace preguntarnos si en realidad es un cronista o un escribidor.
Todos los cuentos de Parra tienen una cualidad notable: la
intriga que precipita. Aquella que nos atrapa sin salvación. Parra es un
inteligente y digno descendiente de Carver. Nos lleva a través del relato y
prescinde casi de las palabras, minimiza todo lo que nos distraería y enfoca de
tal forma la historia, como si creara una línea recta entre la narración y nuestra
devoción. En simples palabras sus cuentos vencen nuestra resistencia. Ganan por
knock-out.
Contemplación del abismo - Richard Parra
Muy recomendable