sábado, 25 de diciembre de 2010

La tumba de las luciérnagas

Seita y Setsuko son hermanos y luego de los bombardeos en Kobe en Junio de 1945 no solo pierden a su madre (de su padre no se tenían noticias desde hacía mucho cuando embarcó en una fragata siendo teniente), también aquella vida que, ciertamente deprimente por la fetidez de la guerra, los amparaba y los envolvía con sueños tibios, pero sueños al fin.
Seita es un joven de doce años y Setsuko una niña de cuatro. Desamparados se enfrentan al rechazo de la vecindad, que inicialmente los acogió, por el hecho de ser huérfanos. Buscan abrigarse en el interior de una cueva y desde ahí observan casi todas las noches las luces. Una confusión de metralla, bombas y titileo de luciérnagas. La vida que viven los dos niños es mortecina, diarreica y en constante descomposición hasta el final, del cual nos queda una irremediable sensación de conmoción que es difícil que se disipe.
Akiyuki Nosaka es un escritor espontáneo, conmovedor y con una facilidad extraordinaria de transportarnos, a partir de trazos ligeros, hacia profundidades perdidas. La tumba de las luciérnagas es una novela breve, cruda y afectiva que marca, en la literatura japonesa de post-guerra, una dirección hacia la conciencia de un mundo perdido, de una cultura sometida e hipotecada (desde la apertura de Japón al mundo, bajo la energía del emperador Meiji y no, como algunos pretenden afirmar, a partir de las consecuencia de la segunda guerra mundial) a un pensamiento expansionista y contradictoriamente heroico.
Nosaka, forma en este relato, imágenes y percepciones afines a él, testigo del delirio y el abandono del que sobrevivió en Kobe cuando esta fue barrida del mapa por dos bombardeos irracionales. Akiyuki nos relata la agonía, la desesperanza, la miseria por hambre, la locura por ser territorio de miles piojos y pulgas que convertían en terrenos de cultivo los cuerpos de los niños abandonados. Nos hace sentir en la piel las picaduras, en el estomago el hambre, en el alma la vergüenza de la fetidez. Y a la vez que nos muestra un mundo donde cien huérfanos muertos son cremados por día, nos abre una pequeña caja de caramelos que reversa historia, intimidad y sueños de niños.

La tumba de las luciérnagas – Akiyuki Nosaka


Muy recomendable

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