viernes, 31 de diciembre de 2010

El Buda tras la empalizada

Dos hombres están en una soi (calle auxiliar), al lado de un klong (canal hirviente de suciedad) cerca de un wat (templo de belleza interior y luminosidad). Parecen conversar pero las maneras del amigo del viajero son rápidas y toscas, adornadas de amenaza. De pronto el amigo pone su índice sobre el pecho del viajero, parece una daga de acero incorruptible y brillante. Si nos acercamos y los escuchamos, notamos que hay una demanda. Parece un asalto, pero a la memoria del viajero. Este trata de sacar su cuaderno rojo donde ha anotado todas sus vivencias pero el amigo asaltante, motivado por el Buda que observan desde tras de una empalizada, le exige que reconcilie su memoria.
Cees Nooteboom nos invita a pasear por Bangkok pero no con una guía turística multilingüe, sino a partir de las imágenes que reconcilia un viajero. El viajero anima una calle, un canal y un templo en su memoria como tratando de aprender desde los nombres originales. Es como si Cees Nooteboom nos enseñara un método para viajar y bebernos las ciudades que visitamos.
Para conocer una ciudad debemos ingresar a su tejido, prolongarnos por sus sangres, contemplar la mínima vida que respira desde sus templos. Tailandia significa tierra de gente libre, pero la novela nos muestra un tráfico de necesidades que se interceptan en cruces deleznables y podridos. Cientos de miles de mujeres prostituyéndose en esquinas, en bares, en reuniones, entre ellas otros miles de niñas conforman la carne más tierna del mercado infantil. La violencia desde las armas que puede cambiar el rostro siempre sonriente del tailandés en una mueca salvaje de kilómetros de profundidad. La pobreza que se siente como ese insoportable calor que se pega al cuerpo. Toda esta experiencia demoledora y deteriorante se imbrica con ritualidad y contemplación. Los Budas nos miran desde todos lados, desde todos sus colores, alturas y posiciones. Son testigos de este reino de contradicciones y belleza.
Nooteboom es un viajero inalcanzable pero nos muestra en su prosa mágica y poética imágenes que añoramos desde el futuro y percibimos como lo más interno que deberíamos sentir al asomarnos por parajes tan exóticos y densos como Bangkok.

El Buda tras la empalizada – Cees Nooteboom


Recomendable

jueves, 30 de diciembre de 2010

Fantasmas

Azul es un detective privado y tiene una agencia que ha heredado de Castaño, su antiguo mentor y socio. Un día, como cualquiera, recibe la visita de Blanco. Este le pide que siga a Negro. Le paga por adelantado 500 dólares y le demanda un informe semanal. Azul se muda y desde una habitación alquilada en un tercer piso, frente al departamento donde vive Negro, empieza el seguimiento. Nunca imaginará que su nuevo empleo le tomará años de vigilancia.
Así empieza Fantasmas, una novela oscura, enterrada en la mente de un escritor prodigioso, que resucita para enterrarnos a nosotros en una trama sofisticada y palpitante. Paul Auster nos mantiene en un presente perpetuo a través del acecho y a pesar de que, cada vez más, nos internamos por un túnel espeso, sin aire y sin luz, todo es vertiginoso, como cuesta abajo. Así nos sentimos, tirados por una gravedad diferente, como si le hubieran aparecido brazos y nos estuvieran tomando por los hombros arrastrándonos sin descanso hacia el final de hoyo, que al final, no resulta el final de nada.
Fantasmas es la segunda novela que forma el cuerpo de La Trilogía de Nueva York. No es una continuación de Ciudad de Cristal, ni una precuela. El tejido común esta hecho de algunos elementos estratégicamente articulados entre sí. La oscuridad, el laberinto, el acecho, la temporalidad ausente y el espacio monocromático son los hilos invisibles de una matriz etérea que se percibe a penas, por la comezón que causa el tener contacto con ella. Un cosquilleo que infecta al lector y se expande como las patas de un cangrejo desde un centro que pretende ser infranqueable hasta las extremidades que pretenden ser complejas.
Paul Auster no intenta ahuyentarnos con el juego de las meta realidades que construye (como le ocurriría a cualquier escritor que sin su talento y arte, proyecte retar el desafío), al contrario, es uno de los pocos creadores que desafía la complejidad exponiéndonos un relato que mientras devoramos, idea tras idea, se nos va introduciendo como un virus, con el primario propósito de reestructurarnos.

Fantasmas – Paul Auster


Muy recomendable

martes, 28 de diciembre de 2010

Las algas americanas

Toshio es un publicista que mantiene una empresa que le da comodidades a él y su familia. Pero los recuerdos de hace veinte años, cuando Japón se rindió e ingresó en una época de confusión existencial y de pobreza extrema, lo perturban y le hacen preguntas que aún no puede contestar. Kyoko es su esposa, una joven mujer que esta obsesionada por la cultura occidental, especialmente por los antiguos invasores, los estadounidenses. Los Higgins son una pareja de ancianos norteamericanos que conocieron a Kyoko y su hijo cuando estos veranearon en Hawái, viaje que costeo Toshio con mucho esfuerzo e ingeniosidad.
La trama se precipita hacia un desenlace inesperado cuando Kyoko decide invitar por una temporada a vivir en su casa a los Higgins y Toshio no sabe si tratarlos como un adulto que ya ha superado los traumas de una guerra que vivió bajo la piel o un joven dispuesto a exigir un desagravio que lo lleve a alzarse victorioso sobre los representantes avejentados de sus torturadores. Finalmente ellos llegan y el lector puede observar los distintos puntos críticos donde ambas culturas se estrellan o simplemente conviven con aprensión por parte de los derrotados y con ausencia de humildad por parte de los invasores.
Otra vez Akiyuki Nosaka nos sorprende con un conocimiento detallista del sentimiento del derrotado. De aquel Japón de post-guerra que engendra liliputienses temerosos y exageradamente hospitalarios con sus gigantes, que los invaden e imponen directa e indirectamente sus valores, sus visiones y sus maneras.
Nosaka nos muestra el grado de ingenuidad del japonés que vivió la ansiedad del hambre calmada por cajas masivas de chicles arrojadas desde bombarderos luego del término de la guerra, cajas de suministros que cubrían, como quien oculta las huellas que ha hecho para que sus cazadores pierdan el rastros, las culpas por la exacerbada revancha. Nos exhibe, como si despertaran de un sueño y se notaran desnudos delante de una multitud señaladora, la mente y las formas ridículamente alienadas de los derrotados.
Como en las Tumbas de la Luciérnagas, la genialidad del novelista se fundamenta en el conocimiento y la sensibilidad vivida y evocada por un joven estudiante de quince años que se convirtió en uno de los más influyentes escritores de la post-guerra.

Las algas americanas – Akiyuki Nosaka
Muy recomendable

lunes, 27 de diciembre de 2010

¡Mokusei!

Arnold Pessers es un fotógrafo que encuentra sin buscar un momento, una visión y una mujer (los tres en una sola circunstancia y en un mismo cuerpo). Luego de conocer a Satoko descubre que nunca había encontrado el amor: “esa cosa impronunciable emponzoñada de trivialidad”. Pero también descubre un mundo perdido, como si querer a Satoko significara relacionarse con lo milenario, con aquella tribu, de la cual nació el idioma y las sensaciones. Pessers, entonces, trata de comprender el Japón, confiando que al hacerlo llegaría a la profundidad de su amada. Conocería, al menos una, de las innumerables mirillas por donde se puede observar la identidad de un pueblo partido. Descubre, a pesar suyo, que es imposible. Que aquel cosmos esta perdido en el tiempo y que hoy solo puede percibirse a través de las confusas sombras y luces que dejan libres, a nuestros ojos, cortinas de bambú invisibles que danzan errantes entre ellas. ¿Que percibe, o desea percibir Arnold Pessers? Apenas un único aroma y color. A su amada de tres nombres. Satoko, el que ella conoce. Mokusei, el que ambos han aprendido. Máscara de nieve, el que le susurra él a escondidas cuando ella sueña.
Cees Nooteboom es un viajero eterno. Desde joven recorre el mundo exponiéndolo con sus relatos y sus crónicas. Con un lenguaje y una visión oriental fija en el lector un conocimiento proveniente, no de las palabras, sino de las imágenes. Así nos muestra Japón. A través de una historia de amor muy original. Pero no solo nos muestra el Japón que todos conocen, nos permite vislumbrar, como quien prueba una sola cucharadita del pastel más enigmático e imperecedero del mundo, el otro Japón. El perdido en el tiempo y el ausente en el espacio.

¡Mokusei! – Cees Nooteboom



Muy recomendable

Ciudad de cristal

Daniel Quinn es un escritor que ha perdido a su esposa y a su hijo. Desde entonces (hace cinco años) ha desaparecido del mundo. Sigue escribiendo pero como William Wilson. Escribe historia de detectives protagonizadas por Max Work que tiene más sustancias que el mismo Wilson y aún más que el propio Quinn. Una noche Quinn recibe una llamada telefónica equivocada. Cuelga. Al día siguiente la recibe de nuevo. Cuelga. Finalmente días después, otra vez y en esa última vez decide llevar la equivocación más allá. Decide hacerse pasar por un detective privado llamado Paul Auster, persona por la cual ruega aquella voz que lo ha despertado y lo ha hecho ansiar algo que nunca ha anhelado como Daniel Quinn: un caso de un pronto asesinato.
A partir de este hecho se inicia una urgente historia que no dejara al lector quieto y que lo convertirá en un ser adicto a las palabras y a los juegos meta literarios de Auster. Esta es una advertencia a la vez que una nota de lectura. Ingresar al cosmos de Auster implica estar preparado para dejar este mundo durante horas e internarse en los laberintos persistentes y metafísicos que nutren sus novelas. Nos convertirnos sin apenas percibirlo en entes lectores que pierden la perspectiva del tiempo y del espacio y nos confundimos con las escenografías fotográficas y las tramas atrapantes de Auster. Pero a la vez luchamos por no alejarnos mucho del mundo real, que es el único que nos permite darnos cuenta, por un filón de claridad, que solo estamos leyendo un libro.
Ciudad de cristal es la primera novela de la Trilogía de Nueva York, conformada por Fantasmas y La Habitación Cerrada (pronto a ser devoradas desde un sofá inventado por mi imaginación). Nos muestra un desequilibrado mundo interior. Los pensamientos o la ausencia de ellos de un escritor enfrentado a bifurcaciones de la realidad y obligado por esta a decidirse por una u otra vía, consciente que cualquiera de ellas generarán un final distinto y no feliz. Mientras Quinn nos describe su aventura buscando a un asesino que aún no ha asesinado, se filtra a través de sus movimientos y pensamientos una ciudad que existe o quizás no: Nueva York.
Paul Auster es un escritor ingenioso que ha llevado su creatividad por espacios que nadie ha recorrido. Su manera de contarnos las historias hace que nuestra mente dibuje las tramas a velocidades distintas que en la realidad y con frecuencia notamos haber vivido entre sus páginas por meses e incluso años cuando en realidad han pasado solo dos horas desde la primera palabra hasta el punto final.

Ciudad de cristal – Paul Auster

Imprescindible

sábado, 25 de diciembre de 2010

La tumba de las luciérnagas

Seita y Setsuko son hermanos y luego de los bombardeos en Kobe en Junio de 1945 no solo pierden a su madre (de su padre no se tenían noticias desde hacía mucho cuando embarcó en una fragata siendo teniente), también aquella vida que, ciertamente deprimente por la fetidez de la guerra, los amparaba y los envolvía con sueños tibios, pero sueños al fin.
Seita es un joven de doce años y Setsuko una niña de cuatro. Desamparados se enfrentan al rechazo de la vecindad, que inicialmente los acogió, por el hecho de ser huérfanos. Buscan abrigarse en el interior de una cueva y desde ahí observan casi todas las noches las luces. Una confusión de metralla, bombas y titileo de luciérnagas. La vida que viven los dos niños es mortecina, diarreica y en constante descomposición hasta el final, del cual nos queda una irremediable sensación de conmoción que es difícil que se disipe.
Akiyuki Nosaka es un escritor espontáneo, conmovedor y con una facilidad extraordinaria de transportarnos, a partir de trazos ligeros, hacia profundidades perdidas. La tumba de las luciérnagas es una novela breve, cruda y afectiva que marca, en la literatura japonesa de post-guerra, una dirección hacia la conciencia de un mundo perdido, de una cultura sometida e hipotecada (desde la apertura de Japón al mundo, bajo la energía del emperador Meiji y no, como algunos pretenden afirmar, a partir de las consecuencia de la segunda guerra mundial) a un pensamiento expansionista y contradictoriamente heroico.
Nosaka, forma en este relato, imágenes y percepciones afines a él, testigo del delirio y el abandono del que sobrevivió en Kobe cuando esta fue barrida del mapa por dos bombardeos irracionales. Akiyuki nos relata la agonía, la desesperanza, la miseria por hambre, la locura por ser territorio de miles piojos y pulgas que convertían en terrenos de cultivo los cuerpos de los niños abandonados. Nos hace sentir en la piel las picaduras, en el estomago el hambre, en el alma la vergüenza de la fetidez. Y a la vez que nos muestra un mundo donde cien huérfanos muertos son cremados por día, nos abre una pequeña caja de caramelos que reversa historia, intimidad y sueños de niños.

La tumba de las luciérnagas – Akiyuki Nosaka


Muy recomendable

viernes, 24 de diciembre de 2010

Lolita

Humbert Humbert desea a Lolita como si solo ella existiera en el mundo, pero su amor es desquiciado y abyecto. H. H. tiene cuarenta y Lo solo doce. A Humbert la vida no lo anima si es que está es no estar tendido cerca de su Lo. Lolita es una nínfula. Un ser marginal, una semidiosa que despliega su hechicería y arrebata la voluntad de los mortales.
Lolita es una novela que nos habla de H.H., un intelectual pervertido que nos muestra un interno universo tan escabroso que, en un inicio, sorprende al ingenuo lector, pero cuando contrastamos aquel mundo de deseo con la envilecida actualidad, no nos impresiona el hecho que el tercer negocio más lucrativo del mundo sea, en todas sus variantes y complejidades, la pedofilia.
Lolita también es una novela que nos habla de la soledad. La miseria en anhelos, en proyectos, en afectos de una niña de doce años despojada, como si le arrancaran la piel como un sucio vestido, de su ingenuidad, de su sonrisa. Manchada con un rudo e indeleble trozo de carbón que dibuja sobre su frente una señal. Aquel signo presente en niñas arrancadas de aquella ausencia de maledicencia que se llama devoción.
Pornografía. Ignominia. Obscenidad. Malgusto. Algunos adjetivos son aún más intestinales. Provenientes de la crítica y del común de los lectores. Cuando la crítica se encontró de narices con Lolita salto hasta el techo. (Imaginemos un techo de un ambiente victoriano que se pierde en el infinito de la c(ó)úpula). Una editorial parisense se atrevió en 1955 a publicar este relato, al inicio las murmuraciones se tiñeron tímidamente de escándalo, pero luego, cuando la hoguera se extendía por todo lo alto y estaba rodeada por la multitud desaprobatoria, los dedos académicos señalaron la envilecida obra.
Como dijo Nabokov en su momento, la sociedad estadounidense no toleraba (no tolera) un ateo feliz, una familia negra y blanca progresiva, y un adulto en amores con una nínfula. Lolita es una novela impresionante con un despliegue literario sin precedentes y Nabokov es entre los mejores escritores un maestro minucioso e inventivo.
“El sentido moral de los mortales es el precio que debemos pagar por nuestro sentido mortal de la belleza” (Viejo poeta citado por Nabokov en Lolita, pero en realidad es invento de Humbert Humbert).

Lolita - Vladimir Nabokov


Imprescindible

jueves, 16 de diciembre de 2010

El viaje de Baldassare

Baldassare Embriaco es un genovés que nunca ha visto Génova por que ha nacido en Levante (Oriente). Su familia de legendarios genoveses decidió hace siglos a travesar el mar interior e instalarse en Gibeleto. La pasión de Baldassare son las cosas enigmáticas y especialmente los libros, que no solo los aprecia por su contenido, sino también por su fabricación. Los misteriosos días previos al inicio del año de la bestia son, para Baldassare, el inicio de un viaje. Se ha encontrado con un libro que todos buscan y por motivos que desconoce, teniéndolo en sus manos, lo ha dejado pasar. Ahora emprende un camino intuitivo en su búsqueda. El centésimo nombre es un libro único y extraviado, escrito por Mazandarani, un ser también único del que se sabe muy poco. El libro nos habla de los 99 nombres de Dios, pero algunos piensan que existe otro más grandioso que los abarca, ese sería el centésimo. Poseer el conocimiento de aquel nombre representaría la salvación para unos y el poder absoluto para otros, especialmente en inicios del año 1666, el año de la bestia y del fin de los tiempos.
Baldassare nos cuenta su viaje a través de un diario que nos permite, a cada instante, vislumbrar el fin de los tiempos. Las señalas del anticristo, las maldiciones del año de la bestia, las traiciones, las trampas y el dolor nos anuncian el último final.
Amin Maalouf es un escritor libanes que tuvo que exiliarse en Francia perseguido por una guerra que lo enfrentó a dos mundos: oriente y occidente. La novela, como todas las que ha escrito, conjura el pensamiento de dos identidades, de dos territorios y de dos conflictos.
La precisión histórica y la pericia narrativa aseguran un viaje lleno de aventuras y nuevos conocimientos que retaran la imaginación del lector, que vertiginoso, como si el año estuviera por acabarse y fuera el último, recorrerá el final deseando que nunca termine.

El viaje de Baldassare – Amin Maalouf

Recomendable

sábado, 4 de diciembre de 2010

Bartleby y compañia

La literatura ha inventado múltiple códigos, modelos y hechicerías. Hoy podemos escribir sin cánones, desafiando la clave, experimentado o internándonos en espacios alternos, donde quizás la literatura sea un nuevo descubrimiento. La literatura, como un dios desfalleciente, se ha preocupado desde su origen por probar que es real. Que es inmarcesible. Que es una de las exaltadas formas que tiene el hombre de contar la mentira inventando otra más verosímil. Pero existe un grupo de inmortales que se han convertido en elevados representantes de la literatura del No. Aquellos seres que descubren más de una razón para nunca más escribir.
“Es que se murió mi tío Celerino, que era el que me contaba las historias” (Juan Rulfo). “Hoy es necesario que deje de escribir. Me excita demasiado. Y las letras arden y bailan delante de mis ojos” (Robert Walser). “Después de veinticinco años de carretera, como dicen los cantantes, las ganas de escribir son cada vez más difíciles de encontrar” (Bernardo Atxaga). “He intentado inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. Creí adquirir poderes sobrenaturales. ¡Y ya veis! ¡Debo enterrar mi imaginación y mis recuerdos! Una hermosa gloria de artista y de narrador arrebatada. (Arthur Rimbaud). “Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiéramos” (Marguerite Duras). “Cuando no conocía la vida, escribía; ahora que conozco su significado, no tengo nada más que escribir” (Oscar Wilde). “Mi mejor obra es el arrepentimiento de mi obra” (Juan Ramón Jiménez).
Aquí otra verdad total, de nuestro grande:
“Leyendo hace poco a Cervantes, pasó por mí un soplo que no tuve tiempo de captar...desgraciadamente, pues recuerdo que me sentí impulsado a comenzar algo...Luego todo se disolvió. Guardamos todos un libro, tal vez un gran libro, pero que en el tumulto de nuestra vida interior rara vez emerge o lo hace tan rápidamente que no tenemos tiempo de arponearlo.” (Julio Ramón Ribeyro).
En la obra de Vila-Matas, Marcelo es un escritor que pasa por un periodo de silencio que lleva ya muchos años, décadas. Decide, entonces, inspirado por la historia de Melville (Bartleby, el escribiente) rastrear a los grandes Bartleby de la literatura. Hombres gigantes aquejados por un mal: la pulsión negativa o la atracción para la nada. Marcelo lo escribe como un diario de notas a pie de página. Un texto invisible, solo con las notas. Así recorre dos siglos de escritura de Bartleby en Bartleby, reconociéndolos, comprendiéndolos y conmemorándolos.
Enrique Vila-Matas es un escritor prodigioso que en esta obra, considerada de lectura obligatoria entre las letras españolas, nos muestras el camino de nuevas formas de escritura a partir de la nada, de la ausencia, del No.

Bartleby y compañia - Enrique Vila-Matas


Muy recomendable

domingo, 28 de noviembre de 2010

La caja negra

Alec es un escritor mundial, ha publicado controversiales obras sobre el fanatismo en la religiosidad. Viaja por el mundo arremetiendo contra los fundamentalistas ignorantes que pueblan todas sus conferencias. Ilana es una joven mujer que llegó a Israel proveniente de la pobreza de la Polonia de post-guerra, tiene una niña con el Sr. Sommo y parece feliz. Boaz es un gigante noble de quince años que está construyendo su mundo, un kibutz con sus propias normas. Alec no ve a Ilana ni a Boaz hace siete años. Olvidarlos con toda su alma ha sido el rezo que lo levanta todas las mañanas. Se ha empeñado en dejar el misterio en el pasado pero un día recibe una carta de Ilana. Ilana, escribe a su ex-esposo, preocupada por el futuro del hijo de ambos, Boaz. Las cartas empiezan a sucederse y el lenguaje empieza a evolucionar, como quitándose de su manto de timidez, y fluye vistiéndose de una historia de reproches y odios que datan de una historia mohosa.
La caja negra es una novela que descompone el misterio, como si este hubiera estado en un período de letargo y de repente empezara a podrirse sometido al calor que lo ha despertado del hielo. Las cartas que se envían los protagonistas, especialmente Ilana y Alec, nos permiten ir develando, como en un registro escondido, la historia que ambos vivieron.
En un accidente aeronáutico, los registros de vuelo quedan registrados en una caja negra. Los rastreadores buscan el registro hasta que al encontrarlo empiezan a revelar el misterio del accidente. Así es la historia de Ilana y Alec, como un accidente de aviones. Un caza y un bombardero que apenas se vieron se reconocieron como enemigos y se embistieron hasta despedazarse en el aire. ¿Qué quedo de todo? No se sabe hasta que abrimos las cajas negras de los aviones siniestrados. Así son sus cartas. Nos cuentan la historia de una colisión y nos permiten completar, al leerla, los vacios de sus vidas.
Amos Oz nos invita, como testigos de una buena película, ha explorar esta ficción real. Una pareja, como muchas, detenida en el descenso de su felicidad por un accidente, que la mayoría de las veces, causaron la falta de comunicación o el exceso, la predestinación de su naturaleza, la incapacidad de amar sin sufrir, el entorno espinoso o floreal, o finalmente, la decidida pero inconsciente atracción por la fatalidad.
Oz es un escritor que ha merecido todos los premios que ha podido desear. Innumerables veces ha coronado las lista de las quínelas para el premio Nobel, pero eso a él, no lo desafía. Lo desafía su pueblo, sus conflictos, la ausencia de una paz que tarda en llegar más de dos milenios.

La caja negra - Amos Oz


Muy recomendable

martes, 16 de noviembre de 2010

Abril quebrado

En una tierra encerrada en las alturas donde el frío y la aridez se turnan a lo largo de las generaciones, existe un código que domina todo. La conducta de los hombres. Los destinos de las aldeas. La gestión de la venganza. La sangre derramada y adeudada. Este código es el Kanum. Absoluto protagonista de los caminos, las honras y las historias. En las alturas de Albania, el Kanum ha imperado desde siglos. No hay ley más elevada. Las fiestas, los matrimonios, los territorios y la muerte son gobernados por el código.
Hay un libro de la sangre que reconoce cada una de las deudas por venganza y desde un tiempo, que se entierra en el olvido, registra, día a día, la labor de los Gjakes. Los vengadores, los justicieros.
Una familia puede contraer una deuda de sangre por un insulto, por delimitación de territorio, por agravio al amigo. El amigo es un concepto esencial en la dinámica social de los montañeses albaneses. El amigo es la posibilidad de elevar a la categoría de dios a cualquier persona que solicita hospitalidad. Está tan arraigada a la humanidad de los montañeses, que por muerte de un amigo toda una aldea o bandera (conjunto de aldeas) reclamará una venganza de sangre de por vida. Las deudas de sangre se pagan con una sangre completa o media sangre, si es que hieres al deudor. El Kanum contempla poder herir a dos personas de un mismo apellido (familia) como posibilidad de saldar la deuda por el asesinato de un familiar. Los Gjakes se van turnando de familia en familia separados por una tregua de treinta días. La Besa. Esta puede ser pequeña de veinticuatro horas o puede ser grande de treinta días. Por ejemplo, después que un miembro de la familia Berisha haya matado a otro de la familia Kryeqyqe, el primero tiene treinta días de Besa. Después del término, en cualquier momento, le sembraran una bala Kryeqyqe en la frente. Luego de muerto el Berisha, le tocará al Kryeqyqe la Besa, después de la cual deberá escapar de la bala que un Berisha apunta a su cabeza. Y así durante muchas muertes y generación.
Ismaíl Kadaré es un extraordinario narrador. Cuando uno aborda sus novelas no puede dejar de percibir una atmosfera fantástica, de libros de caballería. Describe las personas, las aldeas, las costumbres y los códigos como si hubieran salido de una imaginación privilegiada. Y es así. Una imaginación que nace de la confluencia de su eficiencia al narra y de lo vivido intensamente. Rescata a su país del olvido y lo muestra como una joya tallada por elementales. Seres que sobrepasan la historia y la confluencia humana para crear una cultura única.
Abril quebrado es un libro absorbente, con visiones distintas del mismo tema. Como una cámara de video que se aleja durante la acción y se acerca, penetrando la mente del personaje, cuando profundiza en el engranaje humano del movimiento del código. El Kanum.

Abril quebrado - Ismaíl Kadaré


Muy recomendable

domingo, 7 de noviembre de 2010

Todo se desmorona

Umuofia es una aldea ancestral donde la vida prosigue según la costumbre y la historia recordada en las viejas canciones. En Umuofia existe un guerrero, Okonkwo. Es uno de los más grandes de las nueve aldeas y es honrado por todos. Tiene tres esposas, cinco hijos varones y seis mujeres, ha matado y cortado la cabeza de cinco hombres durante las guerras, tiene una enorme producción de ñame y ha podido alcanzar el título notable de ozo en su clan. Su vida es digna de contarse entre las historias de los luchadores, de aquellas vidas que nunca dejan de lucharse, hasta el final. Un final que no siempre es glorioso, pero siempre es como debe ser. Dentro de Okonkwo anida su chi, su espíritu personal, y dicen los más viejos de los ancianos que un hombre no puede lograr cosas que su chi no puede. El guerrero no lo cree así. Al final de sus días Okonkwo desafía a un enemigo descomunal y al dios forastero. Ve como su familia, su clan, su aldea se desmorona y la ira lo enferma y lo derrumba. Pero el guerrero alcanza el más alto honor y en el cómo morir, la leyenda.
Chinua Achebe escribe una de las más notables historias que se han escrito en el siglo XX. En realidad escribe la historia del mundo a través de la mirada de los sorprendidos. De los que alguna vez vieron como su sociedad justa y sensible fue abducida por forasteros sagaces y asesinos. De los que fueron sometidos por leyes, lenguas, cultos que no entendían y que fracturaron su armonía por el simple hecho del poder por el poder.
Todo se desmorona es una obra brillante, no solo por lo que cuenta, también por lo que no cuenta. Una creación que se detiene en donde nuestra historia, de vejaciones y genocidio hacia pueblos distintos, empieza. Es una novela que Achebe escribió para los suyos. Pero a todos nos mostró el pensamiento y el sentimiento tan dramáticamente disímil de su pueblo. Nos mostró nuestra desmedida ambición por destruir el territorio, lo sagrado, la humanidad. Nos describió el cómo nos convencemos, a través de grandes ideales y dogmas, de la desgracia necesaria. Como justificamos desde nuestras leyes la atrocidad hacia un pueblo venerable y digno. Como evangelizamos violando, asesinando, desapareciendo el germen primitivo de una sociedad salvaje que danza para que llueva, que come para estar juntos, que reza para respetar a sus dioses.

Todo se desmorona - Chinua Achebe



Imprescindible

jueves, 4 de noviembre de 2010

El corazón de las tinieblas

Un viaje representa a veces todo para un hombre. Un viaje de salud, de placer, de negocios o simplemente un viaje para retirarse del mundo. Para evitar que el mundo nos invada con su cotidianidad y nos convierta en una cifra. El corazón de las tinieblas es también un viaje, pero un viaje con una sola dirección, la oscuridad. Es lo que descubre Marlow cuando se interna en la umbrosa selva del centro del África en búsqueda de un hombre que se ha convertido en un dios. La selva se convierte en un organismo voraz con una inteligencia maligna capaz de vomitar su podrida progenie y tragarse, como un hoyo negro, la imaginación del hombre. Marlow llega al Congo, a una factoría de hombres. Seres devorados por otros en un intento asesino de utilizarlos hasta su última gota de dolor. El hombre blanco hundiendo sus garras codiciosas sobre un grupo de seres a los que tratan como si fueran leña. Leña para la pira.
Kurtz es el hombre que rescata Marlow. Pero el contacto con él lo contamina y lo convierte en adorador. Kurtz es el ser que ha logrado convertir su humanidad en locura y así, no solo ha sobrevivido a las tinieblas sino que las ha dominado. Pero cae enfermo y Marlow dirige una expedición en su búsqueda. El rescate se convierte en un viaje escalofriante que lo hace descender a la oscuridad, de aquellas que no solo paralizan físicamente sino también de las que destruyen la moral y la ilusión.
Conrad es un escritor prodigioso con una pericia para describir el alma humana que enlaza al lector y lo convierte en cómplice de la aventura. El corazón de las tinieblas es una obra contada con la necesaria híper-adjetivación que el autor vincula con la locura que se aproxima mientras nos internamos en las tinieblas del relato, en simultáneo con los protagonistas de la expedición. La descripción otorga tal credibilidad a la historia que uno se descubre sobre el vapor fluvial escrutando el muro verde y hostil que lo rodea mientras viaja por un rio aceitoso y traicionero.
El corazón de las tinieblas es una ficción que remueve sin piedad del alma y la mente del lector sensaciones y conflictos que lo asocian irremediablemente a descubrir la individualidad del hombre, el choque cultural, la violencia despiadada sobre el débil, la soledad, la locura, y finalmente, el horror.
“¡Ah, el horror! ¡El horror!”

El corazón de las tinieblas - Joseph Conrad


Imprescindible

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La virgen de los sicarios

En una ciudad que es invadida por la corrupción institucionalizada, la envidia vecinal, la indolencia por la vida, la procreación de la pobreza, la fealdad y la violencia sin bando, aparece un ángel de ojos verdes. Verdes como las esmeraldas más bellas del país de las esmeraldas. Este ángel aniquilador porta una pistola a un lado y a un viejo, al que ama, al otro. Mata por saludo como dando los buenos días, por presunción para que no lo maten los hermanos y los tíos del difunto, mata por una mirada que no debía ser dirigida y no por la mirada misma sino por el cómo se mira, mata a una madre que no debió nacer y también a su engendro que está a punto de hacerlo y lo hace porque es pobre, o por que huele mal o porque aquel bastardo cuando nazca berreara crónicamente como un becerro que nunca se cansa de mamar de una teta seca. Pero, el ángel, nunca mata por compasión. No se atreve, es incapaz de hacerlo. Se le tuercen los nervios y empieza a temblar como un niño. Porque el ángel es un niño. Un niño sicario de ojos verdes y la ciudad que camina para hacer justicia es Medellín. Una ciudad donde Satán visita cada vez en vez y siempre se olvida de ordenarla antes de salir.
La virgen de los sicarios es una de las mejores novelas escritas los últimos treinta años en idioma castellano. Escrita en segunda persona, el personaje que se llama Fernando, como el autor, nos describe el momento más caótico y violento que paso esa ciudad. Cuando el narcotráfico la dominaba comprando autoridades, medios y generando una casta nueva de niños que mataban sin que la piel temblara, sin que en sus sueños los fantasmas de sus muertos los visitaran. Fernando Vallejo de manera descarnada, sin anestesia y con absoluta libertad, como para que los censure la mitad del mundo y lo admiren la otra mitad, nos relata la historia de un país convulso, contaminado, podrido, sin cura. Un país que descompone, envenenando lo que está a su alrededor. Nos habla de la política mentirosa e hipócrita, nos habla de los pobres y su autogeneración y propagación. Nos habla de la iglesia cómplice y cobarde. Nos habla de un estado que se enloda como lo haría un cerdo para refrescarse en el mismo lodo que crea.
No solo nos muestra un momento que parece perpetuarse. El como lo hace es tan cercano de la realidad que uno siente por momentos que está sentado en una cantina en los límites de Medellín escuchando a un parsero contarle una historia, como las que siempre se cuentan en una cantina con una botella de ron ya seca y con la elocuencia del que no le teme a la muerte, que cerca escucha todo.
Vertiginosa, con un tono que cambia a cada muerte y que nos invita a recorrerla en menos de una hora. Con intensión de mostrarnos de manera pedagógica y literaria el Medellín errático de los últimos años, Fernando Vallejo nos obliga a esquivar la bala que dibujaría una cruz de ceniza sobre nuestra frente. Así es esta novela, una bala con sustancia, de gusto a plomo, santidad y sangre, que promete liberarnos o enterrarnos.

La virgen de los sicarios - Fernando Vallejo



Muy recomendable

domingo, 31 de octubre de 2010

Confesiones de una máscara

“Incluso los gatos se ocultan cuando la muerte se les acerca, para que nadie los vea morir”. En Confesiones de una máscara, Yukio Mishima nos describe con ferocidad y sin guardarse nada, las grietas más perversas y disimuladas de su alma. El personaje, autobiográfico, es un joven que se descubre invertido y muy alejado de la normalidad pero luego juega a mostrarse como un ser humano común. La máscara que ha construido está hecha por capas de autoengaños que van desde una autocomplacencia indigna hasta la ausencia absoluta de moralidad. Kochan es un niño distinto con una atracción proscrita hacia los desnudos masculinos y hacia la muerte. La muerte violenta y cegadora, la que nace del filo de un hacha o de las puntas de flechas atravesadoras. Su juventud solo lo hace más consciente de estos deseos y de la incapacidad de sentir algo más que avidez carnal. Se define, muy consciente, como un ser marginal y su visión del mundo es exclusivamente sexual.
Confesiones de una máscara transita en el filo. En el frio filo del sufrimiento, del miedo, de la autocompasión que nos muestra a un lado un destino único y gris y al otro una pequeña muerte deseada. Un sueño donde amarrado el cuerpo desnudo de un joven contra un tronco con las manos atadas por encima de la cabeza, una lluvia de flechas hace blanco partiéndolo en mil formas distintas, en una explosión sexual tan intensa que la muerte, inexorable, recibe al soñador. Kochan desea aquella muerte con placer, como un anhelado orgasmo, para luego descansar sobre algo parecido a la parálisis, a la calma, al fin. Como en una última contemplación, como no queriendo del todo morir, como no queriendo del todo separarse de aquella otra muerte que algunos llaman vida, así transcurre Kochan que ha adoptado una máscara y confiesa, vomitando el alma entera, su secreto.
La obra de Mishima me hace pensar no solo en otras obras de él como El marino que perdió la gracia del mar, El color prohibido o Sed de amor, sino también en su vida. La muerte siempre fue su compañera y muy lejos de compartir con los gatos y el personaje de su obra el deseo de ocultarse para morir, él se ofreció como un rito a sí mismo a un público que siempre deseó cerca. Para Mishima verse el segundo antes de su muerte arrodillado con el tanto (cuchillo que inicia el seppuku o hara-kiri) en sus decididas manos fue algo heroico y también fue algo glorioso que fallaran tres veces con la kattana antes de separarle la cabeza del cuerpo.

Confesiones de una máscara - Yukio Mishima


Imprescindible

domingo, 17 de octubre de 2010

Travesuras de la niña mala

Travesuras de la niña mala es una novela que nos habla del amor. Pero del amor desamorado. Del amor real, no del romántico, menos del literario. Un amor interno, sexual y egoísta. A lo largo de sus páginas uno ve también la historia del mundo en los últimos cincuenta años. Desde finales de los cincuenta - mostrándonos una sociedad peruana encerrada en una visión limitada de su realidad en donde los peruanos eran hispanohablantes, urbanos, occidentales y blancos. Una realidad miraflorina lejos de la verdadera: andina, rural e indígena. El cosmos de un niño cuya única aventura consistía en ir a Paris y vivir en aquella ciudad para siempre - hasta una Madrid democrática post-pueblerina y post-dictatorial. Pasando por Paris y Londres, señaladas como fuentes de revoluciones globales, cuyo personaje vive como un testigo marginal sin querer comprometerse. Esa vida, cobarde y lineal, es transformada por abruptos saltos planetarios cuando Ricardo se encuentra con la niña mala. Esa es su verdadera aventura. El amor por la niña mala.
Cuando uno lee cualquier obra de Vargas Llosa lo primero que nota es el trabajo implicado en su construcción. Lo metódico y sistemático de su creación. Esta es una novela empática, como todas las que recrea. El lector se ve influenciado y atraído por la cobardía del personaje principal, por su incapacidad para soñar. Pero es más real de lo que parece. Representa al común de nosotros. Simboliza a los miles de millones de seres humanos que nos dejamos afectar por la ausencia de sustancia. Pero el lector, también, es fascinado como por un mago por la niña mala. Pero el efecto no es vaporoso, al contrario es permanente, como una marca decidida sobre una tabla de madera, como una cicatriz histórica y en alto relieve en la parte más presentable de nuestra piel. Algo que se te pega para siempre. Y esa es la cualidad de las grandes novelas, el recuerdo.

Travesuras de la niña mala - Mario Vargas Llosa


Muy recomendable

sábado, 9 de octubre de 2010

Una cuestión personal

Bird es un joven padre cuya escasa madurez lo ha aislado durante muchos años de él mismo. Su esposa esta teniendo a su bebe mientras él hace tiempo jugando en un recinto de videojuegos, tomando en un bar o, simplemente, caminando sin interesarse por el recorrido, posando su mirada en el vacio nocturno de la ciudad. Cuando llega al hospital descubre que su hijo ha nacido con una hernia craneal y por primera vez en su vida (quizás por segunda, pero la anterior ni la recuerda) se enfrenta a una situación que le exige tomar una decisión comprometida. Pero el oportunismo y el escape se presentan como las mejores vías y construye un sueño en donde darle agua con azúcar al recién nacido en lugar de leche terminara por debilitarlo tanto que la muerte se encargara de él. Deposita su esperanza en la muerte de su hijo.
“¿Puede excusarse el egoísmo que rechaza a otro ser, basándose en un derecho de padre?”. Una cuestión personal es una obra brutal, que conmueve y aprisiona. Kenzaburo Oé tiene la habilidad de aislarse en el universo interno de sus personajes y desde ahí desafiar al lector, conmoviéndolo como frente a una explosión cósmica. Nos inmoviliza y en ese éter que él ha creado nos desplazamos hacia el final sin poder ni querer evitarlo.
Oé explora con familiaridad los sentimientos, pensamientos, decisiones, sonidos, olores y recuerdos que un padre sometido a una situación similar recrearía. Sin resultar sencillo, nos conmueve, y lo hace asimilando en la historia de Bird parte de la suya. Su crisis, sus lagrimas, su desilusión y luego su revolución y resurgimiento cuando tuvo entre sus manos a su hijo Hikari que nació con un severo retardo mental, discapacidad visual, retraso en el desarrollo, epilepsia y una coordinación física limitada.
Kenzaburo Oé ha confirmado a su hijo como la mayor influencia en su carrera literaria porque él intentó darle voz a través de su escritura y Hikari Oé, que tampoco podía hablar mucho en sus primeros años de vida, hoy, después de encontrar su voz, es un connotado compositor japonés de música clásica.

Una cuestión personal - Kenzaburo Oé


Imprescindible

domingo, 3 de octubre de 2010

La hija del sepulturero

Rebecca Schwart nace en una noche terrible. En un barco, entre basura y mierderia. En un puerto, toda la familia Schwart huyendo de otro continente. Se establecieron lejos de su hogar y nunca llegaron a formar otro. Aquel nacimiento fue el primer milagro. Luego sobrevivió a la tragedia familiar, que se repetía en todo momento con un padre que había sido devorado por dentro y los torturaba mientras iba regresionando hacia la barbarie, con una madre que huía en su propio hogar y no encontraba ningún rincón que le supiera a familia, con hermanos que sobrevivían todos los días como si pertenecieran al mobiliario de un campo de concentración. La hija del sepulturero tuvo finalmente que reinventar su camino, reconstruirse desde el fondo de su alma y simplemente, vivir.
Joyce Carol Oates escribe una obra magnífica con una densidad que nos enseña y nos acompaña sin dejarnos. Nos conmueve como si nos contaran una historia familiar, pero nos agrede con una violencia que ilumina y muestra el testimonio de la enorme resistencia del individuo.
Esta es la tercera obra que leo de esta autora y cada vez me convenzo más de la grandeza de esta escritora y su ineludible ubicación entre los mejores.Faltan cuatro días para que se revele al ganador del premio Nobel de Literatura 2010. Empezaríamos un gran día si este jueves 7 de octubre nos anunciara, al alrededor de las 4 de la mañana (hora peruana) a Joyce Carol Oates como la ganadora.

La hija del sepulturero - Joyce Carol Oates


Muy recomendable

domingo, 5 de septiembre de 2010

De qué hablo cuando hablo de correr

"No existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura". Tomo de Murakami esta frase del interior del libro. El hace referencia a que cuando desea cosas del mundo real, mientras corre, estas no son tan maravillosas y estimulantes cuando las hace realidad. Mientras corre una maratón o se empeña en acabar una triatlón, a lo largo del camino, desea una cerveza helada, un duchazo milagroso, o recibir una brisa refrescante. Pero al finalizar la carrera, la deseada cerveza, el duchazo vigorizante o la brisa de ocaso sentado en una perezosa han perdido aquello que las hacía bellas cuando las imaginaba y deseaba.

Así nos pasa a los que escribimos cuando la imprevisible ficción abandona nuestro mundo para convertirse en la realidad del texto. La sensación que se siente es que aquella fantasía fuera de la cordura vivía en un equilibrio estético hasta que se convirtió en frase.

Así nos pasa a los que deseamos. Cuando nuestras metas viven en nuestras mentes se resisten a salir y nos hacen vivir en la ensoñación. Logramos una felicidad etérea. Unos pocos (a los que leemos y de los que aprendemos) hacen realidad el propósito. Luego tienen éxito y son felices, pero cuando regresan hacia atrás descubren más belleza en lo deseado y no manifestado que en la nueva realidad que crearon. Siempre la fantasía alberga la belleza que la realidad esquiva.

Este es un libro bueno y entretenido, que ha tenido que pasar por diez años de construcciones y revisiones antes de presentarlo a los lectores. A los fanáticos de Murakami (como yo) les va gustar definitivamente, garantizado. Aquellos que buscan un libro de experiencias que motiven y que generen quizás un momento de conversión que los lleve a bajar de peso o a descubrir sus metas, o simplemente a enfocar su vida, les va encantar. Los amantes de los deportes de largo aliento lo verán imprescindible. A los demás les parecerá un buen libro para recordar y recomendar.


De qué hablo cuando hablo de correr - Haruki Murakami




Recomendable

martes, 31 de agosto de 2010

Sin noticias de Gurb

Hilarante, paradójico y satírico. No puedes dejar de leer más de dos páginas y empiezas de nuevo a enroscarte de risa. Convulsionas teniendo muy claro que en cualquier instante tus esfínteres, que hacen un enorme esfuerzo por trabajar vigorosamente, dejaran paso libre a tus líquidas emociones. Eduardo Mendoza es un maestro de maestros cuando se trata de manejar la ironía y de crear personajes encantadoramente memos. La historia se narra a partir de una bitácora diaria de peripecias en busca de un extraterrestre amigo (Gurb) que ha adoptado la apariencia de Marta Sánchez y que recorre Barcelona en aparente actitud de deserción a la misión que le han encomendado. El amigo de Gurb, que escribe la bitácora, no tiene la menor idea de cómo comportarse en una sociedad tan diversa como la Barcelonesa y su interacción con diferentes personajes y lugares produce una trama cómica en extremo.
Uno no puede dejar de visualizar al ET sin colapsar en una risa estereofónica, que derriba cualquier sentimiento de vergüenza por lo que los demás dirán, cuando se nos estrella la imagen de él repletándose de 20 kilos de churros mientras piensa como ligar con la vecina que ha visitado hace unos días con el propósito de descubrir todo sobre ella, aprovechando que estaba fuera del departamento, para finalmente darse cuenta cuando obtuvo la información de la deseada vecina que o ella ere él o se había catastróficamente equivocado de piso y había estado colgado de una lámpara con un mastín haciéndole guardia durante cerca de cuatro horas.
Den la bienvenida a esta extraordinaria dosis anti stress en forma de un brillante y comiquísimo relato.


Sin noticias de Gurb - Eduardo Mendoza


Recomendable

viernes, 13 de agosto de 2010

Cómo me hice monja

Fuera de esta realidad o de cualquiera que puedas crear. Casi puedo decir que hasta su lectura estuvo suspendida en un entorno externo a la vida. Con una linterna de minero que evita que mi cerebro se desparrame y que mi pequeña hija se despierte. Pasando las hojas con una intensidad invisible, sin que crujan y estallen en la apagada noche de mi dormitorio, del que aprovecho los silencios de mi mujer como ruido de fondo. Con mucho cuidado para no resucitarlas del sueño y entumecido por el frio de Lima que me toma de los tobillos y me los lame. Así mis ojos buscan la intriga y el hecho en la siguiente línea, en la palabra de abajo, en el párrafo del futuro. El primer minuto y el cuarto se hace pequeño, las paredes y los abalorios parecen descansar en los límites de mi rostro. Los primeros diez minutos y la novela me ha tomado por las orejas y me arrastra hacia su trama (como un personaje más de la locura de Aira). A los segundos diez minutos ya soy un adicto. Seducido por una fuerza narrativa devastadora que te rompe los sentidos, como si te estallara la dinamita que tienes abrazando con tu mano. El final se precipita antes de la hora y la noche, que apenas veía nacer sus primeras bestias, ya no se ahuyenta con todo el parapeto que he levantado para leer a la Monja. La luz de la linterna de minero que ha aniquilado a la lámpara de la mesita de noche, por su atributo de focalizadora, empieza a desvanecerse, como si las baterías hubieran también sido afectadas por la lectura. El final debe llegar. Corro en busca de la conclusión anhelada (deseada con la fuerza del cuerpo que demanda otra dosis de metanfetamina). Nado, escapando de las mandíbulas de un tiburón cerrándose sobre mí y con la orilla en el visual de un submarino fantasma justo cuando los dientes triangulares se frotan entre sí con mis apéndices luchando entre sus comisuras. Llegó. En el mismo momento que conquisto el final y como una falange que se incrusta en mi mente, se revela una de las mejores historias que leído en mi vida y un final que trastorna y que da caza a la memoria. Impresionante pero solo al final aún más impresionante, como si se iniciara otra novela fuera de este mundo.


Cómo me hice monja - César Aira


Imprescindible

martes, 3 de agosto de 2010

Salón de belleza

Mario Bellatin es un extraordinario escritor. ¿Como llegue a él? Recuerdo la insistencia cafeinada de Maurizio Medo. De tarde en tarde en el verano del 2008 - aquel verano que se hizo perenne a pesar de todo, hasta del clima - sentados como en casa, en un café que siempre recordamos, apasionado como un Ferrero de Gubernatis di Ventimiglia, nos acerca a la literatura con el elusivo propósito de no hacerlo. Así fui haciéndome una lista de mis deudas literarias. Salón de belleza es una novela extraordinaria, una de las grandes de la literatura castellana: Sencilla, sin mensaje y encabalgada sobre una bala narcotizada que pretende reventar el Bull de la experimentalidad. La plaga y la belleza, el Moridero como estación final, hecho solo para ahogados. El individuo y el grupo, el grupo al margen de las páginas. Imagínense que el medio de sus vidas - vida que no han dejado de gozar rebuscando en los rincones más escondidos de la procacidad y lo prohibido - se convierten en un santo. Pero de los que se viste de mujer en la noche, para ligar cualquier cosa. De los que se elevan en un aura púrpura mientras esperan con una secadora de pelo enterrada en la cabeza, de las grandes que siempre vemos en los salones de belleza. Finalmente de aquellos que se hacen recogedores de mortantes, moribundantes o mierderias con tobillos. Coleccionistas de aquellos que nos les queda nada más que ser recibidos por alguien que les lama sus últimas ulceras. Así es salón de belleza: un desafío con un gusto al final a burbujas de oxigeno encerradas en vidrio. A gupis, tetras y goldfish en una única pecera que te salva porque el tiempo, está tan llagado como el Moridero.


Salón de belleza - Mario Bellatin



Imprescindible

domingo, 1 de agosto de 2010

El jardín de la señora Murakami

Acabo de descubrir a Mario Bellatin y me parece un error inefable haber dejado que pasara tanto tiempo. Un escritor extraordinario. Que hace de la sencillez un ejercicio experimental de tal envergadura que cautiva y “mata el hambre”. Cuando leía el jardín de la señora Murakami fue inevitable descubrir entre las imágenes que se formaban en mi mente un símil posmoderno de la escritura de Kawabata. Hay dominio en la práctica de convertir una novela corta en una experiencia con todo el poder acumulativo de una novela “grande”. Nos presenta al personaje a lo largo de la novela de manera elíptica y temporal. Nos trasporta de un momento a otro, de un lugar a otro y nos deja completamente saciados.

El jardín de la señora Murakami – Mario Bellatin




Recomendable

viernes, 30 de julio de 2010

La noche del Oráculo

Auster construye una meta-narración que nos obliga a viajar (y lo disfrutamos como si estuviéramos ante algo prohibido) de una creación a otra. Nos detiene en una historia que engendra otra aún más audaz. Y de ahí a otra que se aniquila mientras avanza trepidante hacia una conclusión sin personaje. Cuando pensamos que solo se tratan de unas pocas surge otra creación que se vincula con todas. La prosa es delirante, en medio día encuentras la entrada y la salida a esta meta-historia que te intima y demanda atender a todo lo que lees y escribes. Un cuidado a la premonición. Al final te despides de la novela, sin querer hacerlo, con la duda razonable que plantea Auster. Te diriges hacia tu escritorio, prendes la PC, te ubicas frente a la pantalla y te preguntas ¿Al leer y escribir estas construyendo un mundo y ese mundo es tan verosímil que transciende a la realidad más evidente? o ¿Ese mundo ya existe y se revela cuando tu mente lo encuentra?

La noche del Oráculo - Paul Auster

Muy recomendable


lunes, 12 de julio de 2010

Novecento: La leyenda del pianista en el océano

Es esta la segunda obra que leo de Baricco y no me sorprende la exquisita calidad narrativa que ya disfrute en la Seda. No solo está bien escrito, la historia es originalísima y muy atractiva. Empiezas la lectura y de un momento a otro y durante cuarenta minutos percibes el océano como aquel mundo al que el pianista te ha permitido entrar. No escuchas su música pero crees, como que eres un ser humano con un libro en la mano y la mente en un nuevo espacio, que si pudieras realmente impregnarte en aquellas páginas escucharías las notas más hermosa del mundo. Novecento es un hombre que ve el océano como si fuera su hogar y en un intento por contemplarlo desde lejos, desde tierra, como alguien que nunca ha vista el mar, descubre que para nunca sentir aquella ausencia de felicidad debe conjurar todas sus felicidades. Notablemente sublime y de una luminosidad que compite con todo y siempre gana, así es esta pequeña obra, incalificable. Como dice su autor “no creo que exista un nombre para este tipo de texto”. Una recomendación: léelo en vilo y en voz alta como para que la leyenda también la escuche.


Novecento: La leyenda del Pianista en el océano - Alessandro Baricco


Muy recomendable